viernes, 9 de julio de 2010

Esos multimillonarios ídolos de barro

Por Halftown
La final de un Mundial son muchos partidos en uno. En los cuatro días que separan las semis del Gran Partido, el periodismo mundial se agarra a lo que sea para hablar del evento. En esta edición, unos optan por repetirnos el trilladísimo tópico de Cruyff y la romántica Holanda del 74, y otros se contentan con acumular líneas hablando de un oráculo octópodo.

El Holanda-España del domingo, además de todo eso, es también el desempate entre Adidas y Nike. Hasta 2010, las dos marcas se han enfrentado en dos ocasiones en la final de una Copa del Mundo: en el 98, la Francia de las tres rayas se llevó el gato al agua. En 2002, Nike se tomó la revancha gracias al auténtico Ronaldo.

A pesar de la pasta que invierte Adidas en patrocinar oficialmente el evento, el principio del campeonato se vivió al ritmo del “Escribe el futuro” de Nike. Por cierto que como señala un lector de FNF, la idea creativa ha resultado ser sorprendentemente similar a una campaña de Reebok de 1995.



Las tornas se dieron la vuelta en cuanto la pelota empezó a rodar. Incluso se empieza a hablar de la maldición del spot de Nike: ninguno de los futbolistas que aparecían en él pasaron de los octavos de final. Ronaldinho ni fue a jugar. Cannavaro partió al exilio dorado de Dubai. Ribéry co-protagonizó el sainete francés y tardará en volver a la selección. Cristiano –que se quedó sin estatua- ha acabado la competición protagonizando un michaeljacksonazo.
Así las cosas, Nike ha estado rápida para alistar a última hora al invitado sorpresa de este Mundial, el holandés Wesley Sneijder.

Adidas, por pelotas

Adidas, con la convicción propia de los alemanes, sabe que a la larga es más rentable invertir en equipos que en jugadores. Quizá por eso no sólo ha sobrevivido a la enésima decepción de Kakà, sino que ha sabido remontar el aluvión de críticas que le llovieron por culpa del Jabulani. La mismísima NASA, entre fracaso y fracaso, ha tenido tiempo de opinar sobre el tema. Adidas incluso se vio obligada a explicar, después de la cantada de Robert Green contra Estados Unidos, que su pelota no tenía la culpa de la falta de talento de los porteros ingleses.

La marca alemana, además, jura y perjura que las federaciones de todos los países mundialistas recibieron jabulanis en febrero. El problema es que muchos campeonatos tienen acuerdos con otras marcas para el suministro de balones (en España, por ejemplo, el balón de la Liga es de Nike), y jamás probaron la pelota de Adidas hasta llegar a Sudáfrica. Lo que los alemanes de Adidas se olvidan de contar es que la Bundesliga lleva utilizando el balón del Mundial desde noviembre del año pasado.

Con eso y con todo, Adidas ha dado un pelotazo: lleva vendidos más de 13 millones de jabulanis, y ha duplicado las ventas de camisetas, de los 3 millones vendidas en 2006 a los 6 millones en 2010. A Nike, con mucha menos inversión, tampoco le va mal: acumula 19 millones de visitas en YouTube. Lo que no queda claro es cuántos de esos internautas habrán comprado la camiseta de Robinho o de CR9.

Mientras se decide el nuevo campeón mundial, el héroe de Nike en 2002 -vestido para la ocasión con una camiseta amarilla de todo a cien- presta su obesa estampa a la minera Vale en China. A saber dónde estará Cristiano dentro de ocho años.