lunes, 20 de diciembre de 2010

El pirata de las letras

Por Sopenilla
A ningún lector habitual de FNF sorprenderá que su libro de estilo comporte reconsiderar lugares comunes. La cabecera que da nombre a esta bitácora es un buen ejemplo. Varias semanas atrás lo fueron unas declaraciones de Xabi Alonso y Cristiano Ronaldo. En aquella ocasión, sus palabras vinieron a contradecir esa tesis, generalmente admitida, de que el futbolista es un ser mononeuronal que vive por y para el deporte rey. Lo que entonces fue una presunción de inocencia basada en un testimonio, ahora han venido a confirmarlo unos hechos. La cultura se ha hecho un hueco en el vestuario blanco.

Algunos pensarán que el ejercicio intelectual está prohibido para un jugador de fútbol. Al menos, mientras esté en activo y, sobre todo, si ha llegado a la elite. El caso es que la relación de Esteban Granero con el primer equipo no sigue ni unas ni otras pautas. Hasta la fecha, su trayectoria en el conjunto de Chamartín ha sido un periplo incompleto. Tras ingresar con 8 años en las categorías inferiores, el paso por el equipo B del sur de la capital y el abono periódico a la suplencia en el enésimo ‘Floren Team’, le han privado de ser algo más que otro producto en stock de la factoría de Valdebebas.

Lo curioso es que, lejos de acomodarse en el banquillo, el ‘pirata’ ha hecho camino arrastrándose por otros terrenos de juego menos transitados por un galáctico. No hablamos de recorrer Camboya a lomos de una motocicleta. Tampoco de ocupar la mente con las asignaturas de la carrera de Psicología. Sus inquietudes culturales se centran, ahora mismo, en el taller de escritura creativa al que está matriculado desde el pasado mes de octubre.

Entre Mourinho y Murakami

Aunque cueste imaginarlo, Granero figura entre los asiduos huéspedes del Hotel Kafka; a la sazón, la escuela de letras que le obliga a cambiar el empeine por la pluma cada martes y jueves, de 19:30 a 22:30. Es difícil saber cómo llevarán Elvira Lindo o Rafael Reig eso de adiestrar a un trabajador manual –rodeado a diario de balones, auriculares y PSPs’– en el noble oficio de escritor. Pero a juzgar por la versión facilitada por Juan Palomo en el suplemento cultural de El Mundo, parece que el ‘pirata’ no navega por aguas procelosas cuando se trata de hablar de libros y lecturas.

Quizá por ello, el departamento de comunicación del Real Madrid, centrado en filtrar una imagen interesada de sus jugadores, prefiera ignorar este tipo de detalles. Da la impresión de que una conversación literaria puede ser una vía de escape en forma de titulares tan nociva como una entrevista al uso. De ahí que, cuando un servidor solicitó explorar ese otro lado del canterano, la respuesta que obtuvo de la entidad blanca fue la indiferencia. Ya se sabe, es el juego del gato y el ratón o, para ser menos suspicaces, del palo y la zanahoria: una rueda de prensa de Mou por cada petición denegada.

Así que, llegados a este punto, sólo nos queda aventurar de qué iría la primera novela de Granero. Confeso admirador de Haruki Murakami, del que ha leído toda su obra, no resulta complicado imaginar que su opera prima estaría plagada de guiños y referencias a ese particular universo –mitad real, mitad onírico– que asoma de manera recurrente en las páginas del autor japonés. Un mundo que el ‘pirata’ ha podido surcar, físicamente, en sus frecuentes viajes por los rincones más apartados del continente asiático.

Con todo, hasta que llegue el momento en que asistamos al estreno de un futbolista escritor, que no de un escritor de relatos futboleros, no estaría mal poder leer los trabajos que Granero vaya elaborando para el citado taller. A lo mejor nos sorprende con una trama basada en la superación y el esfuerzo, ideales que tanto le atraen de la cultura oriental, quien sabe si porque los echa de menos entre sus compañeros. Lo que es seguro es que no se sentirá tentado de utilizar a un periodista para convertir su biografía en un best seller navideño.

jueves, 21 de octubre de 2010

Esos patrocinios inmorales

Por Halftown
El pasado mes de agosto de 2009, el Málaga de Fernando Sanz firmaba un acuerdo de patrocinio por tres años con la casa de apuestas británica William Hill. La presentación en sociedad del acuerdo se hizo por todo lo alto, incluyendo cachondas de cejas depiladas embutidas en la camiseta blanquiazul. El sueño húmedo de más de uno en La Rosaleda.

Menos de un año después, Fernando Sanz vendió el club al jeque qatarí Abdullah Bin-Nasser Al-Thani. Se rumoreó la llegada de estrellas como Güiza, de Van Nistelrooy, aunque al final los fichajes fueron más de lo mismo, y todo apunta a una nueva temporada tan al filo de la navaja como cuando eran pobres.
Sin embargo, una de las medidas que adoptó la directiva de Al-Thani fue la ruptura del contrato con William Hill en base a los dictados de la ley islámica, que prohíbe las los juegos de azar.

Si bien aplaudimos que los principios morales (en este caso religiosos) se antepongan al vil metal, lo que no se termina de entender es que no se haya extinguido también el contrato de patrocinio que el Málaga tiene con la cervecera San Miguel. Sorprendente, dado que el Corán también prohíbe el alcohol (y cualquier otra forma de diversión, por cierto), tanto en su variante destilada como fermentada. Alá lo deja bien clarito en el Corán cuando dice: "Ellos te preguntaran acerca de las bebidas alcohólicas y el juego, decid: en cada uno de ellos acecha un grave vicio así como algunos beneficios para el hombre, sus perjuicios son más grandes que su utilidad" (Corán 2,219).

Curiosamente, cuando uno va a visitar la web del Manchester City –propiedad de un jeque más rico y más árabe-, descubre que, surprise, surprise, ellos también tienen un acuerdo con la marca de cerveza holandesa Heineken. Así que, aunque uno quiera creer que ambos jeques mantienen los patrocinios porque existe la cerveza sin alcohol, da la impresión de que la cosa tiene más que ver con la diferencia entre el canteo de exhibir el logo pecador pegado a la camiseta, y tenerlo discretamente en la página web del equipo, mientras se va haciendo caja.

Líder en chorizo

La noticia bomba de la semana ha sido en Santander: el Racing, cuya camiseta llevaba en blanco desde tiempos inmemoriales, por fin tiene patrocinador. La marca que manchará el pecho de los jugadores cántabros durante los dos próximos cursos será la empresa riojana de alimentación Palacios. El problema no es que el logo sea soso. Ni que las camisetas del Racing ya sean feas sin necesidad de ayuda. Ni siquiera que el gran estreno sea en el Bernabéu. El verdadero problema es que, debajo del logotipo de la marca, irá la siguiente inscripción: “Líder en chorizo”.

Y claro, no hace falta ser experto en comunicación para adivinar que se ha armado la marimorena en El Sardinero, donde desde la época de Dimitri Piterman la afición se ha aburrido de ver chorizos.

De hecho, más de uno se quedó con la mosca detrás de la oreja después de la salvación del equipo verdiblanco en el último partido de la temporada pasada, un Racing-Sporting en Santander que vino precedido por una loa a la amistad del presidente cántabro Miguel Ángel Revilla en la prensa asturiana. La cosa acabó con victoria fácil para los locales, salvación para todos y el estadio entero entonando el “Asturias, patria querida”. Que le pregunten a Tenerife y Valladolid por los chorizos.

viernes, 9 de julio de 2010

Esos multimillonarios ídolos de barro

Por Halftown
La final de un Mundial son muchos partidos en uno. En los cuatro días que separan las semis del Gran Partido, el periodismo mundial se agarra a lo que sea para hablar del evento. En esta edición, unos optan por repetirnos el trilladísimo tópico de Cruyff y la romántica Holanda del 74, y otros se contentan con acumular líneas hablando de un oráculo octópodo.

El Holanda-España del domingo, además de todo eso, es también el desempate entre Adidas y Nike. Hasta 2010, las dos marcas se han enfrentado en dos ocasiones en la final de una Copa del Mundo: en el 98, la Francia de las tres rayas se llevó el gato al agua. En 2002, Nike se tomó la revancha gracias al auténtico Ronaldo.

A pesar de la pasta que invierte Adidas en patrocinar oficialmente el evento, el principio del campeonato se vivió al ritmo del “Escribe el futuro” de Nike. Por cierto que como señala un lector de FNF, la idea creativa ha resultado ser sorprendentemente similar a una campaña de Reebok de 1995.



Las tornas se dieron la vuelta en cuanto la pelota empezó a rodar. Incluso se empieza a hablar de la maldición del spot de Nike: ninguno de los futbolistas que aparecían en él pasaron de los octavos de final. Ronaldinho ni fue a jugar. Cannavaro partió al exilio dorado de Dubai. Ribéry co-protagonizó el sainete francés y tardará en volver a la selección. Cristiano –que se quedó sin estatua- ha acabado la competición protagonizando un michaeljacksonazo.
Así las cosas, Nike ha estado rápida para alistar a última hora al invitado sorpresa de este Mundial, el holandés Wesley Sneijder.

Adidas, por pelotas

Adidas, con la convicción propia de los alemanes, sabe que a la larga es más rentable invertir en equipos que en jugadores. Quizá por eso no sólo ha sobrevivido a la enésima decepción de Kakà, sino que ha sabido remontar el aluvión de críticas que le llovieron por culpa del Jabulani. La mismísima NASA, entre fracaso y fracaso, ha tenido tiempo de opinar sobre el tema. Adidas incluso se vio obligada a explicar, después de la cantada de Robert Green contra Estados Unidos, que su pelota no tenía la culpa de la falta de talento de los porteros ingleses.

La marca alemana, además, jura y perjura que las federaciones de todos los países mundialistas recibieron jabulanis en febrero. El problema es que muchos campeonatos tienen acuerdos con otras marcas para el suministro de balones (en España, por ejemplo, el balón de la Liga es de Nike), y jamás probaron la pelota de Adidas hasta llegar a Sudáfrica. Lo que los alemanes de Adidas se olvidan de contar es que la Bundesliga lleva utilizando el balón del Mundial desde noviembre del año pasado.

Con eso y con todo, Adidas ha dado un pelotazo: lleva vendidos más de 13 millones de jabulanis, y ha duplicado las ventas de camisetas, de los 3 millones vendidas en 2006 a los 6 millones en 2010. A Nike, con mucha menos inversión, tampoco le va mal: acumula 19 millones de visitas en YouTube. Lo que no queda claro es cuántos de esos internautas habrán comprado la camiseta de Robinho o de CR9.

Mientras se decide el nuevo campeón mundial, el héroe de Nike en 2002 -vestido para la ocasión con una camiseta amarilla de todo a cien- presta su obesa estampa a la minera Vale en China. A saber dónde estará Cristiano dentro de ocho años.

miércoles, 30 de junio de 2010

Morir por Casillas, morir por cojones

Por Halftown
Vaya por delante que considero a Iker el mejor portero español de siempre. Y lo digo porque jamás vi a Ramallets, ni a Zamora, ni siquiera a Iríbar, y a Arconada semejante candidatura se le escapó entre las manos en la final de la Euro 84. En cualquier caso, Iker es patrimonio nacional, como la sardana, Interviú o el bocata de lomo con pimientos. Como en un Show de Truman futbolero, le hemos visto nacer, crecer y nos le podemos imaginar reproduciéndose a no mucho tardar. Nos cuesta poco visualizarnos tomando una caña con él sobre una barra de latón. Hasta le hicieron una calle a su madre después del partido contra Italia, hace poco más de dos años.

Lamentablemente para todos, el Iker de hoy –el Iker de toda la temporada- no es el que conocíamos. Será por la Carbonero. Será por la barba. Será por llevar diez años jugando todo lo jugable. Será por lo que sea, pero este Iker Casillas no da buen rollo. Es más: transmite miedo. Quizá porque el propio Iker es el primero que parece tener miedo.

Contra Suiza hizo una salida a la remanguillé con los pies por delante en pleno área; contra Chile resolvió sin autoridad el trabajo que tuvo, y contra Portugal dejó para el recuerdo unas manos de mantequilla y recepcionó un tiro de CR9 como lo habría hecho Rafa Pascual. Iker Casillas es un arconadazo a punto de caramelo.

Los símbolos no levantan trofeos

Como dijo Vladimir Ilich: ¿qué hacer? Reina ha demostrado ser un portero fiable pero no brillante. Poner al debutante Valdés, de lejos el mejor bajo palos en todo el año, es un marrón.
El problema con Casillas es el mismo que tuvo Rijkaard con Ronaldinho o que acaba de tener Lippi con Cannavaro: no es el jugador al que se sienta en el banco, es al símbolo. El problema es que los símbolos pocas veces levantan trofeos.

Del Bosque ya sentó a Iker en su época del Madrid, cuando –rumor has it- Iker cambió las copas de metal por las de vidrio. Iker jamás volvió a decepcionar.
De eso hace ya seis años. Esta vez, probablemente, Del Bosque le deje ahí, con el brazalete bajo palos, esperando a que vuelva el San Iker de siempre.

Es jodido ver a los ídolos por los suelos, pero dejar ahora en el banquillo a Casillas no quiere decir que no pueda volver a jugar jamás. Al fin y al cabo, todavía tiene 29 años.
Iker Casillas tendrá que jugar cuando demuestre que es mejor que los otros porteros españoles. Cuando vuelva a marcar la diferencia.
Cuando demuestre que sigue siendo el número uno.

lunes, 31 de mayo de 2010

Savino: 'El regate es mejor que el gol'

Por Sole Leyva
A Roberto Saviano, el periodista Italiano que le quitó la careta a la Mafia, andan buscándole desde 2006 las parazas para darle matarile a la mínima que se descuide. Duerme en hoteles de una noche, en cuartuchos de comisarías, con olor a pies y de fondo, la narración de algún partido del Calcio.

Apenas dura unas semanas en eso que usted y yo conocemos por nuestra casa, por nuestro hogar. En cuanto algún vecino se entera de que el Salman Rushdie italiano protege sus huesos en su inmueble, debe cambiar de domicilio. En Milán. En Palermo. En Perugia. Su hogar itinerante debe ser tan secreto como el mejunje que nos engancha a la coca-cola.

A Saviano, que se lamenta ahora de todos los cumpleaños que desdeñó en presencia de su familia, en su tierra natal, Nápoles, no le da miedo la muerte. “He tenido y tengo muchos miedos, pero el miedo a morir no lo he tenido nunca. El peor de mis miedos es que consigan difamarme, destruir mi credibilidad, ensuciar aquello por lo que me he arriesgado y pagado un alto precio”.

Para ahuyentar esos miedos, para reforzar su fe en una palabra que sepa desvelar la realidad, Saviano ha publicado ‘La belleza y el infierno’, donde habla de su relación con Rushdie, denuncia el asesinato de la periodista rusa Anna Politkovskaya y vuelve a reiterar su pasión por Messi –ya escribió una columna en Clarín sobre él-.

Cuenta el autor de Gomorra cómo se apiadaron de él los Mossos d’Esquadra en el Camp Nou, cuando acudió a ver al astro argentino al que muchas veces ha comparado con Maradona. Siguiendo el protocolo, querían que viera el partido en una urna blindada. En una cárcel transparente. Ajena a los olores y al ruido ese particular que se genera en un estadio de fútbol. Finalmente lo vio como un aficionado más. No explica nada sobre la sensación, pero seguro que entre el gentío, amparado en el bufandeo del público, uniendo su voz a otras voces, pudo sentirse un poco libre.


Saviano ensalza la trayectoria de ese “jugador con cara de niño que no dice nada de los sufrimientos que padeció durante años, de las inyecciones diarias de hormonas que le permitieron crecer y convertirse en el mejor jugador de nuestros días”. El escritor perseguido desea en un momento de su relato que sus páginas “se pareciesen a una de esas carreras de Lionel Messi hacia la portería contraria, veloz, velocísimo, con el balón pegado al pie”.


Y a continuación plantea su teoría de fútbol, una teoría que cuestiona cuál es casi siempre vista como la esencia verdadera del fútbol:

“Da igual si luego consigue clavarlo en la red o se lo pasa a un compañero desmarcado. Lo importante no es el gol; sino regatear, fintar, no perder el balón”.

Y entonces a uno le da por pensar en el gol de Maradona a Inglaterra, el de Ronaldo al Compostela o el del propio Messi al Getafe. Y uno los busca rápidamente en Youtube. Ve a Ronaldo como un gamo sorteando piernas y agarrones. Observa a Maradona deslizándose por el verde como Paquito Fernández Ochoa. Se deleita con Messi gambeteando tan ágil como una liebre.




Y se da cuenta que cuando a uno se le ponen los pelos de gallina no es en el gol, ese fin último tan preciado, sino en el regate, en la finta, en la explosión de la carrera, en ese Ronaldo obligado a retroceder el cuero para seguir luego su camino con más fuerza si cabe, en la peonza casi invisible que hace el Pelusa en el primer regate para irse de dos ingleses, en la increíble finta de Leo al regatear al portero, cuando ese metro cuadrado se ha convertido en el Paseo de las Ramblas, en una milla inmensa donde poder hacer lo que quiera.

Y entonces a uno le da por pensar que Saviano quizá tenga razón, quizá lo “importante no sea el gol; sino regatear, fintar, no perder el balón”.

domingo, 30 de mayo de 2010

Esas camisetas malditas

Por Halftown
El otro día, cuando Inter y Bayern saltaron al césped del
Bernabéu para que Diego Milito se convirtiera en un mito neroazzurro, mucha gente se quedó sorprendida al ver aparecer a los de Van Gaal con una camiseta a rayas rojiblancas, totalmente distinta a la roja con babero blanco que habían llevado a lo largo de la temporada (y con la que habían ganado liga y copa).

Adidas, que lleva vistiendo al Bayern desde que Rummenigge era alevín, se inspiró en las equipaciones del Bayern ye-ye, y hasta incorporó en el cuello del nuevo diseño la frase “Legenden und Loyalität“ (leyendas
y lealtad), que viene siendo otra de esas paridas grandilocuentes como el famoso escudo del Bernabéu que ha lucido este año el Madrid (y que ha desaparecido en la nueva camiseta).

La marca de las tres rayas decidió que sería una buena idea adelantar el estreno de la camiseta 2010-2011 a tan señalado partido. El problema es que, después del partido, pocos aficionados del Bayern querrán comprarse una camiseta que huele a derrota.


La nueva camiseta del Bayern es inesperada, pero no ha llegado a causar ta
nto revuelo como la que causó la de 1995. Entonces el Bayern -con un Beckenbauer que ya había pasado de káiser a führer-, trajo a Jurgen Klinsmann, que venía a formar dupla de veteranos con el francés Papin. Para la ocasión, Adidas se descolgó con una equipación azulgrana, más propia del Crystal Palace que del Barça, que es recordada por la afición muniquesa como una de las más infames de la larga historia del club. A pesar de la pésima fotogenia de aquella camiseta, al final la cosa no les salió mal: se llevaron la UEFA del 96 y la Bundesliga del 97 (sí, Adidas mantuvo semejante espanto durante dos temporadas consecutivas, olé sus kartoffeln). Y es que cuando en un equipo juntas a Matthaus, Scholl, Kahn, Sforza, Papin y Klinsmann, juegan bien hasta con el traje tradicional bávaro.

Sir Alex contra la camiseta del Ojo Mágico


Aunque sin duda, en el peliagudo tema de las camisetas, la palma se la lleva, una vez más, Sir Alex Ferguson. Corría abril de 1996, y el United había conseguido no sólo recortar los diez puntos de diferencia que le sacaba el Newcastle de Alan Shearer apenas unos meses antes, sino ponerse seis puntos por encima de las Urracas. Los de Ferguson, que tenían un partido
relativamente fácil en Southampton contra Le Tissier y compañía, salieron a jugar con la segunda equipación diseñada por Umbro aquella temporada, un diseño gris con una greca extraña. Mirado de cerca, parece uno de esas imágenes 3D en las que se supone que al cabo de un rato tienes que ver aparecer un velero.

Al descanso, el United iba 3-0 abajo, algo insólito para un equipo en el que estaban las mejores versiones de Keane, Giggs, Beckham y Cantona. Fue entonces cuando Sir Alex tuvo una epifanía: el problema era de las camisetas, que camuflaban a sus jugadores con la grada, y así no había quien diera un pase a derechas.

Ni corto ni perezoso, el escocés ordenó a sus chicos que se pusieran la tercera camiseta, azul y blanca, y saliesen a remontar el partido.
Al final, los de Fergie perdieron 3-1.
El propio Lee Sharpe reconoció años después que, aunque la camiseta no ayudaba, la realidad es que no jugaron una mierda en aquellos primero 45 minutos en The Dell.

La camiseta gris, con la que el ManU ganó un partido, empató otro y perdió cuatro, fue retirada dos años antes de lo previsto y jamás volvió a ser utilizada. Sin ella, el United encadenó tres victorias seguidas para llevarse la Premier y una más para quitarle al Liverpool la FA Cup y conseguir el segundo doblete en tres años. El tercer gol del Southampton aquel 13 de abril, de Le Tissier, sería el último que encajaría Schmeichel aquella temporada.


Unos meses después, a principios de la 96-97, el United volvió a Southampton, esta vez de azul y blanco desde el minuto uno de partido. La cosa acabó como el rosario de la aurora: 6-3, set y partido a favor de los locales, vaselina para la Historia made in Le God incluida.




La camiseta gris jamás fue exculpada.

lunes, 24 de mayo de 2010

Nike reniega del jogo bonito



Por Halftown

Ha sido la última de las grandes marcas en desvelar su campaña para el Mundial de Sudáfrica. La espera ha merecido la pena, porque Wieden+Kennedy Amsterdam, la agencia que lleva la marca, ha creado la mejor campaña de Nike que se recuerda desde aquel comercial dirigido por John Woo en el que la selección brasileña de los Ronaldo, Denilson y Roberto Carlos jugaba al fútbol en un aeropuerto.

Desde unos años antes, con aquel spot en el que Cantona, Figo, Brolin y alguno más se enfrentaban a un equipo demoniaco, Nike primero y Adidas después han recurrido a los jugadores que patrocinan para hacer sus promos futboleras.
El problema de utilizar "celebrities" en publicidad es que, a veces, la cara conocida se come la idea creativa. Y así te salen campañas como, sin ir más lejos, la que ha preparado Pepsi para Sudáfrica, una colección de jugadores corriendo frente a la cámara como pollos sin cabeza, sin mensaje comercial, sin personalidad de marca, sin idea creativa. Sin alma.

De un tiempo a esta parte, la Copa del Mundo de fútbol se ha convertido en el capítulo principal en el duelo al sol que se traen Adida
s y Nike. En 2006, la marca americana se puso del lado del fútbol samba brasileiro y su “jogo bonito”, mientras Adidas patrocinaba una vez más a los monolíticos alemanes.
En 2010, monopolizado el “jogo bonito” por la España de Adidas, y con una Brasil que promete aburrir tanto o más que en el 94, Nike se ha visto obligada a dar un golpe de timón. Tanto ha cambiado el panorama, que incluso una victoria de Inglaterra –Capello tampoco entiende de juego bonito- sería un minipunto para Nike, propietaria de Umbro desde hace un tiempo.

El inesperado factor Muntari


Hay que reconocer que los chicos de W+K han parido esta vez una idea creativa brillante: ¿qué pasaría si, durante e
l Mundial, cuando la suerte de un país depende de sus estrellas, éstas cometen un error? El spot nos muestra cómo el futuro de los Drogba, Cannavaro, Rooney o Ribéry podría cambiar en cualquier jugada. Que le pregunten a los Beckham, Baggio o al mismísimo Zidane cómo un segundo de deriva mundialista puede empañar toda una carrera.

“Escribe el futuro” es una idea creativa es tan sólida y un guión tan potente –el fragmento de Wayne Rooney viviendo en una caravana es sencillamente maravilloso-, que ni siquiera la elección como director de Alejandro González Iñárritu, que tiene toda la pinta de haber sido de los que se pasaban los recreos hablando con las chicas, ha podido sabotearlo.

Además, al estilo de lo que está haciendo Marvel en el cine, cruzando personajes de diferentes
franquicias, a lo largo de los tres minutos de spot aparecen embajadores de la marca en otros deportes, como Roger Federer o Kobe Bryant. Incluso sale Ronaldinho, que a falta de canarinha, lucirá el swoosh por las discotecas de medio mundo este verano. Lástima no haber invitado también a Tiger; seguro que se podían haber hecho unas buenas risas con él.

Junto al spot, Nike ha presentado una nueva colección de botas, entre las que destacan las Nike’s Mercurial Vapor SuperFly II –alguien debería poner en la calle al encargado de bautizar los nuevos productos-, ese modelo morado y naranja que lleva luciendo unas semanas Cristiano Ronaldo. El talón naranja-Samur fue al parecer elegido porque, según Peter Cech, con ese color Drogba parece correr más rápido.


El spot debutó en TV durante la final de la Champions, mientras, sobre el campo, las Mercurial Vapor SuperFly II de Wesley Sneijder daban a Milito la asistencia del primer gol.
Todo estaba saliendo a pedir de boca, hasta que Mourinho metió mediado el segundo tiempo al camionero Muntari, que salió a corretear por el césped del Bernabéu con las Mercurial en los pies.
La antítesis personificada del “jogo bonito”, el tipo de jugador que jamás protagonizará un spot, el jugador ghanés de Inter perdió tres balones y sólo recuperó uno en el cuarto de hora que calzó la última creación de Nike. Lo que se llama pisotear -literalmente- la imagen de marca.


Y es que en ocasiones, como aprendió por las malas Nike el sábado, el futuro no depende de uno mismo

miércoles, 12 de mayo de 2010

Fernando Alonso fuma Marlboro

Por Halftown
La cosa ha explotado en la última semana, pero podía haberlo hecho mucho antes. Resulta que el siempre suspicaz The Times se pregunta si el código de barras que lleva Ferrari adornando sus coches de Fórmula Uno no será acaso una publicidad de Marlboro encubierta. Y es entonces y sólo entonces cuando la opinión pública se lleva las manos a la cabeza, los médicos cuestionan la ética de la escudería, y los expertos en comunicación se ponen de acuerdo en que las barras rojas, blancas y negras son sin duda alguna un caso manifiesto de publicidad subliminal.
La denuncia de The Times suena a berrinche de la Pérfida Albión ante el lamentable papel de los ingleses al volante de un F1. Y es que no es nada nuevo el tema de la publicidad de tabaco en el deporte del motor. Antes vinieron el Subaru Impreza de McRae patrocinado por 555, los logos de Camel y Fortuna en las motos de Yamaha y Honda, o casos históricos como el del Lotus de Senna adornado por John Player Special o el Mild Seven que pilotaba en su juventud Michael Schumacher. La propia Marlboro lleva casi cuarenta años en el circo del motor, desde los tiempos en que el BRM de Helmut Marko parecía una cajetilla sobre ruedas.

El debate sobre si es publicidad o no es sencillamente ridículo, no sólo porque en 2005 Ferrari y Philip Morris firmaron un acuerdo de patrocinio de cinco años a cambio de 1.000 millones de dólares, sino porque además, hasta que en 2008 Marlboro desapareció de la carrocería, el código de barras sólo había aparecido en los países en los que la publicidad de tabaco no estaba permitida, mientras que en países como China o Bahrein el logo de Marlboro seguía ocupando su lugar.
En los últimos años, además, el código de barras ha ido mutando, hasta que por lo visto la versión de este año, según los expertos, ha resultado ser demasiado similar a una cajetilla de Marlboro (¿?).

Lo más divertido de todo es que, una vez The Times levantó la liebre, Ferrari y Philip Morris tuvieron el cuajo de sacar un comunicado en el que negaban la mayor: el código de barras, con los mismos colores de Marlboro, colocado en el mismo lugar donde iba el logo de Marlboro, no es publicidad, sino una decoración del coche. Es decir, que en lugar de revender a otra marca un espacio que vale millones (por ejemplo, a otra rojiblanca como Coca-Cola), los italianos deciden que mola más adornar su monoplaza con unas barritas. Por si acaso, en el GP de España, en lugar del código de barras apareció una superficie roja con el borde blanco.

¿Y los demás vicios?

Y es que resulta tentador promocionarse en el deporte más popular en Europa después del fútbol: un reciente estudio de TNS proclama a la F1 segundo deporte preferido de ingleses, alemanes e italianos. En España es tercera, sólo un punto por detrás de los JJ. OO.
Aunque, si yo fuera Philip Morris, haría lo imposible porque la FIA organizase una carrera en Rusia, el país del mundo donde fuma más gente. Quizá eso contribuya a que tengan una esperanza de vida ligeramente superior a la de Ayrton Senna.

Lo que llama la atención es la hipocresía, la persecución organizada a la industria del tabaco. Es lógico que en Europa, donde –además de cogérnosla con papel de fumar- la Sanidad la pagamos entre todos, no interese tener los hospitales llenos de enfisemas y cánceres de pulmón. Pero ¿qué pasa con los otros vicios?
En el juego, por ejemplo, sucede que Bwin, la casa de apuestas online que patrocina a Real Madrid y Milan, no puede lucirse en los partidos que se disputan en algunos países, como por ejemplo Francia. En cambio, cuando uno se compra una camiseta de cualquiera de los dos equipos en la tienda que tiene Adidas en los Champs Elysées, el logo de la casa de apuestas austriaca ahí sigue.
Si nos pusiéramos serios con el alcohol, ¿qué sería de la Carling Cup? ¿Por qué nadie denuncia la “Star Experience” que se anuncia en la Champions? En 2008, la cervecera holandesa Heineken anunció la renovación de su patrocinio con la UEFA hasta finales de la 2011-2012. Sin embargo, allí donde había antes vallas de Heineken a ras de césped, ahora hay una imagen verde con una estrella roja que por lo visto ya no anuncia alcohol. ¿O sí? ¿No es la “Star Experience” una metáfora de acabar viendo las estrellas a base de cervezas?

Tal y como está el patio, Philip Morris debería pasar a la acción y estampar por ejemplo “Cowboy experience” sobre la carrocería de los Ferrari. O mejor aún, plantar su subliminal código de barras sobre el pecho de Bayern de Munich en la final de la Champions. Total, si Ribéry se va de putas y en la celebración de la Bundesliga se bañaron en cerveza, ya me dirán a quién le iba a importar que Van Gaal se echase un pitillo mientras toma notas en la banda...

lunes, 26 de abril de 2010

ManU: the green & gold devils

Por Halftown
Hace un par de semanas, el A Bola portugués anunciaba a bombo y platillo que el Real Madrid ya había amortizado los 80 millones de euros que pagó por el fichaje de CR9, pues se ha sobrepasado el millón de camisetas vendidas, concretamente 1,200.000 unidades. Teniendo en cuenta que, serigrafía incluida, la broma sale por 85 euros (el equivalente a cinco entradas de cine en 3D, es decir, un pico), el resultado deja 102 millones de euros en caja.

Lo que A Bola se olvida de explicar es en qué caja. Porque si de los 85 euros descontamos el coste de hacerla (según los rumores, tres euros en Asia), más el coste de los derechos de imagen que el Madrid le paga al jugador (entre 10 y 15 millones, según la fuente), más el porcentaje que se lleva Adidas, resulta que de los 102 millones ingresados, el Madrid se quedará con menos de la mitad. Se ve que en Portugal no ven la diferencia entre ingresos y beneficios. Así le luce el pelo a su economía, claro.

Mientras tanto, el antiguo club del engominado astro portugués, el United, ha sido nombrado esta semana por Forbes el club de fútbol más rico del mundo, (1.190 millones de libras para los ingleses contra 859 millones del Floren Team). Parte de la culpa la tienen los Glazer, que en lugar de reinvertir la talegada que recibieron por el torpedero de Madeira, optaron por endosarle el mítico dorsal 7 al acabadísimo Michael Owen, y utilizar la pasta para tapar el agujero financiero de los Red Devils. Para ilustrar el tamaño del descosido en cuestión, basta decir que, sólo en intereses, el ManU aflojó en 2009 41,9 millones de libras.

Desde el día en que aterrizaron en Old Trafford, en 2005, Malcolm Glazer y su familia fueron recibidos con palos y piedras por la afición mancuniana, hasta el punto de que algunos aficionados fundaron un club “auténticamente inglés”, el FC United. Más que la impopular política de saneamiento del club que están llevando a cabo los americanos, da la impresión de que lo que realmente molesta a los ingleses es que una banda de yanquis les larguen un zas en toda la boca en términos de management.

Redecorar la vida

La última moda es acudir al Teatro de los Sueños (¿hay acaso un apodo más hortera para un estadio?) vestido no de rojo, sino de verde y amarillo, los colores del Newton Heath, el club precursor del Manchester United. El propio Beckham -que algún día tendrá que ser reconocido como el genio de las relaciones públicas que es- no dudó en ponerse la bufanda verdeamarelha cuando el mes pasado jugó en Old Trafford. Las camisetas anti-Glazer se venden como rosquillas en Amazon. E incluso el FC United está pensando trasladarse a jugar a Newton Heath, al este de Manchester, para llevar más de 2.000 espectadores cada finde.

En medio de esta batalla se encuentra la pobre Nike, que este año, con Owen en la plaza de Cristiano, ha pagado religiosamente los 25 millones de libras anuales que tiene contratadas con los de Old Trafford. ¿Cuántas camisetas del Golden Boy se habrán vendido en la tienda del United?
Como era de esperar, en la marca de Oregón llevan un tiempo trabajando en los diseños de la próxima temporada, y parece que la V que atraviesa el pecho del United va a pasar a mejor vida. A falta de confirmación oficial, lo que circula por la web es un fake muy cachondo, en el que la segunda equipación oficial del club sería… verde y amarilla. Eso sería un golpe tan genial -los anti-Glazer se quedarían como vacas mirando al tren, y acabarían comiéndose las bufandas con fish and chips - que parece imposible que se haga realidad.

De momento, los dueños del United han tomado una medida populista al más puro estilo Hugo Chávez, y han decidido mantener los precios de los abonos para los partidos de casa en 2010-2011. Queda por ver si se trata de pagar por chuparse otro año de Owen y Berbatov, o si Ferguson por fin decide redecorar su vida.

domingo, 25 de abril de 2010

10 argumentos contra la camiseta chorra

Por Rocheteau
Es lo que tiene ser intocable : cuando haces el gilipollas , nadie te lo recuerda. A algún becario del departamento de márketing del Barça se le ocurrió el otro día, tras algún orujo de más en la sobremesa : «Podríamos hacer unas camisetas molonas para meter miedo al Inter ». Al que habría que echar es al jefe que abrazó la pamplina y le colocó a los culés ese horrible «ENS I DEIXAREM LA PELL» (Nos dejaremos la piel).

Aquí van diez razones para que haya un ejecutivo más en paro. Total, ya van más de cuatro millones Por uno más…

1. Porque se da por hecho entonces que en el resto de partidos le echan menos ganas.

2. Porque estéticamente, la camiseta parece anunciar un concierto de Seguridad Social.

3. Porque también la llevaba Ibra. La credibilidad del mensaje queda insoslayablemente herida.

4. Porque no habíamos quedado que en el Barça nadie suda ? Que sólo patinan como los cisnes entre las líneas enemigas ?

5. Porque en la espalda de la camiseta, citan al público el miércoles a las 20.00. Vale que el nivel de afluencia la temporada pasada fue del 65%, pero parece algo exagerado.

6. Porque si el público necesita motivación para ese partido, algo va mal. Y si son los jugadores, entonces es peor.

7. Porque nadie imagina al Real Madrid ni al ManU llevando semejantes camisetas.

8. Porque la ley recomienda que los rótulos comerciales se traduzcan. Si no, gente como Messi no entiende qué pone.

9. Porque no puede haber sido idea de Guardiola.

10.Porque si el Barça va a la trinchera de su mensaje testitcular, Mourinho se los zampa vivos.

lunes, 19 de abril de 2010

A Scarface le gustan las menores

Por Halftown
La cosa empieza el pasado día 12, cuando una brigada policial enganchada a los DVDs de The Wire, descubre que el Zaman Café, en el número 66 de la avenida de los Campos Elíseos, no ofrecen café sino sexo. En plena labor de escucha, aparece el nombre de varios jugadores de la selección francesa, concretamente dos que juegan fuera del país, y uno que lo hace en un equipo del sur del país galo. La cosa, como suele pasar en estos casos, no habría ido a mayores si la cadena de TV M6 no hubiera sacado la noticia en su informativo de la tarde del pasado sábado, y después no se le hubiera puesto nombre y apellidos a dos de los tres protagonistas: Franck Ribéry y Sidney Govou.

Los dos jugadores fueron llamados a declarar ante el juez la semana pasada en condición de testigos, e incluso el abogado de Ribéry reconoció que el único acusado por el momento, un antiguo participante del Operación Triunfo francés llamado Abou, pertenece al “círculo íntimo” del jugador.

El tal Abou es un tipo de origen marroquí criado en los suburbios de Lyon. Mientras otros le daban a la pelota, Abou, quizá por falta de talento con el balón, se dedicaba a la canción, donde de un tiempo a esta parte el talento ya no es condición sine qua non. Su mayor éxito fue un single con un cover de un tema ochentero: J'aime regarder les filles (“Me gusta mirar a las chicas”).

Rubia de bote, cosecha del 92

Con el paso del tiempo, en cambio, Abou descubrió que todavía más rentable que el mundo del espectáculo musical era convertirse en broker de prostitutas para famosos, y así se convirtió en un habitual de la más oscura noche parisina.
Entre las múltiples presentaciones que hizo a los jugadores bleus había una chica marroquí con cara de niña y pelo rubio de bote, que por lo visto es el tipo favorito de Ribéry. El único problema es que, cuando Ribéry la conoció, la chica puta (que no la puta chica) era menor de edad. Tanto tiempo estuvieron viéndose, que a ella le dio tiempo de cumplir los 18 por el camino, pero ya era tarde para Scarface: la ley francesa prevé, para los que se van con putas menores de edad, una multa de 45.000 euros, lo cual no sería un problema insalvable para Ribéry… si no fuera porque la sanción va acompañada de tres años de cárcel.

Y es que, viendo a la mujer oficial de Franck Ribéry (él tampoco es ningún Adonis, pero oye, por lo menos tiene pasta), hasta se puede comprender que, de vez en cuando, eche una canita al aire. Lo que pasa es que, cuando la cana al aire es de prepago, y en su DNI pone 1992, la cosa se pone más turbia.

Y mucho ojo porque aquí no acaba el affaire: parece que esta semana están llamados a declarar dos ex-compañeros de batallas de Abou, también chavales de origen magrebí crecidos en Lyon. Los favoritos en las quinielas de internet: Hatem Ben Arfa y Karim Benzema. En la foto de la derecha se ve precisamente al tal Abou con Ben Arfa. Es efectivamente una foto que no incrimina en nada a nadie, pero bueno, si procesan a un tipo por proxeneta, y tú eres testigo por haber (quizás) sacado provecho del harén de prepago, que el chuloputas tenga en su página de MySpace fotos contigo no ayuda, por mucho que sea un chuloputas de los Campos Elíseos.
Cuando Ribéry y Govou salten al campo el miércoles para jugar la semifinal de Champions con sus respectivos equipos, toda Francia estará mirando. Incluido Abou desde su celda.

Este Riberygate a dos meses del Mundial ha caído como una bomba en la moral de los aficionados franceses, que habían adoptado al extremo del Bayern como imposible sustituto de Zidane en la selección. Ya sólo queda por ver si a Florentino no le tiembla el pulso a la hora de fichar a Ribéry. Quién sabe, lo mismo su colega Abou consigue hacer del Real Café un negocio mucho más rentable.

martes, 30 de marzo de 2010

Sevilla: cómo ser un grande sin morir en el intento

Por Halftown
Una de las figuras del fútbol español que más respeto genera es la del director deportivo del Sevilla, Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi. Inédita transformación la de un tipo que pasó sin apenas solución de continuidad de eterno suplente de Unzué a mejor director deportivo de la Liga. Y es que tantas horas lijando banquillo dan para mucho.


Cuando Monchi llegó al cargo, hace casi ya diez años, el Sevilla era un equipo de segunda división, obligado a malvender a los pocos jugadores talentosos que tenía para enjuagar la deuda del club. Desde el último ascenso a Primera, en 2001, el club supo crear un proyecto a largo plazo, quizás el primero en el fútbol español desde el Barcelona de Cruyff. En estas últimas diez temporadas, decenas de jugadores y tres entrenadores distintos han circulado por el Pizjuán, y el Sevilla ha seguido creciendo año tras año, tanto en el césped como en la caja: el club aprendió a fichar barato, exprimir el talento, revender caro, y encontrar un sustituto igual o mejor que el futbolista recién salido.

Monchi y su equipo fueron adquiriendo prestigio gracias a un ojo clínico que les permitió encontrar perlas extranjeras como Dani Alves, Baptista o Keita, rescatar jugadores como Palop, Saviola o Maresca, y aprovechar el talento de canteranos como Reyes, Ramos, Navas o Perotti. La cosa iba tan viento en popa, que el propio cazador se convirtió en presa: Lorenzo Sanz primero y Florentino Pérez después intentaron llevarse a Monchi a golpe de talonario.


¿Como
colocar a Kanouté?

Un vistazo más de cerca a la política de fichajes del Sevilla en los últimos cinco años nos deja una impresión muy diferente. Como si la abundancia económica hubiera nublado su ingenio, el Sevilla ha dejado de comprar barato y vender caro. Así, en 2006 se gastó casi 9 millones en Chevantón, ahora cedido en Italia después de años sin demostrar gran cosa, en 2007 pagó 8 por el colombiano Mosquera y otros 12 por Koné, y el siguiente verano le soplaron 7 kilos por el eterno lesionado Acosta y 8,5 por el imposible sustituto de Dani Alves, Konko. Hasta los 15 millones pagados en agosto pasado por Negredo -tan negado de cara a gol que parece dudosa tanto su presencia en Sudáfrica como su recompra por parte del Madrid- han dejado de parecer un chollo.


Además, el pasado verano el Sevilla apenas rascó millón y medio por mandar a Maresca a Olympiakos y algo más de 4 kilos -la mitad de lo que había pagado un año antes- por deshacerse de Mosquera. En un esfuerzo por ser competitivo en la Champions, al club le dio miedo vender a los Kanouté, Luis Fabiano, Navas o Adriano.


Cuando el CSKA tomó al asalto el Pizjuán, no sólo dejó a Jiménez herido de muerte, sino que hizo saltar por los aires
la previsión de ingresos del Sevilla. A final de temporada, el club estará obligado a vender. El problema es que los jugadores que han acabado un ciclo no son fáciles de colocar: Kanouté, con un salario anual de más de 6 millones de euros y sólo 11 goles en la mochila, valdrá la mitad que hace un año. La cotización del otro delantero, Luis Fabiano, será directamente proporcional a su acierto con Brasil en el Mundial. Y desprenderse de los dos jugadores con los que el club podría hacer caja de verdad, Navas y Perotti, sería no sólo doloroso para la afición, sino que supondría un paso atrás en la transformación del Sevilla en equipo grande.

Dicen que Monchi y los suyos ya tienen varios nombres marcados en fluorescente para tapar las posibles vías de agua. De momento el primer rumor que ha salido en la prensa, Govou, suena a inocentada. Aunque tener una plantilla de retales no parece un problema para el probable próximo entrenador sevillista, Gregorio Manzano.

miércoles, 17 de marzo de 2010

The Economist no entiende de deporte


Por Halftown

Hace algunas semanas, The Economist publicaba un artículo cuyo objetivo era básicamente demostrar que la Super Bowl era el evento deportivo más popular del mundo. Clásica miopía yankee.

Según su análisis, el número total de
espectadores es mayor en la gran final de fútbol americano que en el Barça-United de la Champions League de fútbol. En su americanismo, The Economist se olvida de la segmentación geográfica de las audiencias, ya que muy pocos de los estimados 121 millones de telespectadores que vieron el triunfo de los New Orleans Saints, lo hicieron desde fuera de Estados Unidos.
El fútbol, en parte por ser un deporte menos complejo, atrae a millones de fans en Asia y Latinoamérica.


Por supuestro que tampoco habla The Economist de la diferencia de espectadores en 2008, cuando la final de la Eurocopa que se llevó España puso a más de 166 millones de personas delante del televisor en todo el mundo.


Independientemente del duelo en las alturas, la tabla de The Economist nos deja otros apuntes interesantes.
Empecemos por los que no están: ni el béisbol norteamericano, ni Roland Garros.

La ausencia del Open de Francia es significativa, por no decir sospechosa. Primero, porque resulta sorprendente que Wimbledon aparezca con 29 millones de espectadores, y Roland Garros no alcance ni los 13 del último de la lista, el Sri Lanka - Pakistán de cricket. Y segundo, porque en 2008, según la Federación Francesa, 32 millones de personas siguieron la final por TV. Por mucho que la final fuera un paseo militar de Federer ante Soderling, resulta difícil de creer que a nadie se le ocurriese sintonizarla.


La lista de The Economist, además, nos deja algunas sorpresas, como la enorme popularidad de deportes tan insólitos en Europa como el cricket, el béisbol o el badminton, todos ellos masivos en Asia. Mucho ojo al potencial del béisbol fuera de Europa, porque además en los próximos Juegos se convertirá en deporte olímpico.

Pero lo más interesante, desde mi punto de vista, es el tercero en discordia: la Fórmula 1. La edición del Grand Prix de Bahrein de 2009, que abrió el campeonato, fue seguida por 54 millones de telespectadores. Y luego, nada, ninguna otra carrera tuvo semejante seguimiento. Es decir, es como si la gente se agolpara para presenciar la inauguración del Mundial de Sudáfrica, y luego nadie se molestase en ver la final.


Mujeres y viejos


La Fórmula 1 es un deporte principalmente europeo, por mucho que se empeñe la FIA en martillear con el epíteto global. Cierto es que hay dos países, China y Brasil, donde es muy popular, pero eso no lo convierte en un fenómeno mundial.

Echando un vistazo al mercado europeo donde más gente sigue a los coches-anuncio, Italia, descubrimos dos cosas interesantes: la primera, que el 40% de los espectadores son espectadoras. Y en Francia un tercio del total. ¿Cuánta publicidad destinada a ellas se ve por el paddock? Es verdad que la mayoría de las marcas vinculadas a la F1 -ING, Vodafone, AT&T, Fiat, Shell- no son género-exclusivas, pero probablemente por eso, las mujeres no se darán por aludidas al verlas estampadas en el casco de los corredores. Ponga una marca femenina en su monoplaza. O mejor todavía, patrocine a la primera mujer piloto de F1.
Voilà una oportunidad de negocio.

La segunda conclusión, todavía más interesante: en Italia, casi la mitad de la audiencia tiene más de 55 años, un porcentaje mayor del que esta franja de edad representa en el total de la población italiana.
Además, el lucrativo mercado de los espectadores entre 20 y 34 años no parece muy interesado en este deporte. Y es que, por muy rápido que vayan, ver 57 vueltas al mismo circuito durante una hora y pico, está en el polo opuesto de lo que la generación YouTube entiende como entretenimiento. ¿Será la Fórmula 1 un deporte para viejos que se creen jóvenes?.

Mientras tanto, en España, 6 millones de personas vieron la primera carrera del año. Probablemente, muy pocos de ellos lo habrían visto si no corriese un piloto español. Y luego criticamos el chauvinismo de The Economist...

lunes, 22 de febrero de 2010

Torres & Gerard: to sell or not to sell

Por Halftown
Cuenta News of the world (y lo que cuenta semejante diario siempre hay que tomárselo with a grain of salt, que dicen los ingleses) que el Manchester City ofrece 140 millones de libras al Liverpool por el tándem Gerrard-Torres.

Independientemente de la veracidad de la historia, el caso es que, habiando detrás un jeque forrado de petrodólares, parece al menos verosímil. Ni siquiera sería una cifra récord; traducida a euros son 160 millones, exactamente lo que pagó el tito Floren por CR9 y Kaká.

Ahora bien, si la (hipotética) pelota estuviera en su tejado ¿qué debería hacer el Liverpool? Deportivamente, el equipo de Benítez lleva dos años demostrando que, sin el 8 y el 9 en el campo, no pasa de ser un equipo ramplón, condenado a navegar la mitad de tabla de la Premier. Económicamente, las cuentas del club están en rojo hace tiempo. Sin ir más lejos, a Rafa le dijeron el pasado diciembre que, si quería fichar, tenía que vender.

Y es que 160 kilos dan para mucho. Para empezar, la lluvia de millones serviría para tapar las goteras financieras, y de paso poner en marcha la construcción de su nuevo estadio.

Si se los dieran íntegros a Rafa, el entrenador español podría redecorar su vida: del once titular del domingo pasado, precisamente frente a City, se podrían salvar a Reina, Skrtel, Mascherano y Kuyt. Con 160 millones, Benítez podría dedicar más 20 millones por jugador hasta construir un once inicial para luchar por fin por la Premier 2010-2011. O fichar tres o cuatro cracks –a elegir entre Dzeko, Gourcuff, Villa, Silva, Hulk, etc.- y montar un equipo más que decente alrededor –Vargas, Dzagoev, Sessegnon, Sissoko, Gignac, Filipe Luis, Javi Martínez...-.

Quedaría por saber qué puede más en los dos jugadores, si el You’ll never walk alone o el show me the money.

Habemus dilema.

martes, 26 de enero de 2010

El cuarto milagro de San Nando Yosu


Por Halftown
Se enfrentaban Racing de Santander y Osasuna en El Sardinero. No era el partido de Copa de la pasada semana, sino el penúltimo partido de la temporada 2005-2006. Los de Pamplona, en la mejor temporada de su historia reciente, necesitaban los tres puntos para seguir con opciones de clasificarse directamente para la Liga de Campeones. Los verdiblancos estaban con el agua al cuello, a sólo un punto del descenso.

Manolo Preciado, el entrenador que empezó la temporada, había dimitido en la jornada 34, después de haber conseguido sólo 2 de los últimos 18 puntos en juego. La directiva santanderina, con el sabor de la última experiencia en Segunda todavía fresco, decide entonces poner al cargo al único capaz de sacar a flote la nave: el veterano técnico Fernando Trío Zabala, alias Nando Yosu. No era la primera vez que le cae la patata caliente a Yosu; sin ir más lejos, la temporada anterior ya había dejado en Primera a última hora al equipo.

Los veteranos del estadio racinguista viven un flashback: el mismo protagonista ya había hecho de apagafuegos para lograr la permanencia en el 96, en el 98 y en 2005. Y a cada salvación, Yosu peregrinaba 70 kilómetros hasta el pueblo de Selaya para darle las gracias a la Virgen de Valvanuz.
Consumida una hora de partido, Osasuna gana 0-1 y el Racing se ve jugándose la vida a cara o cruz en la última jornada en El Madrigal. Yosu llama al veterano Pablo Alfaro para sustituir al lesionado Oriol.

Minuto 78, el árbitro pita un penalti sobre el hoy jugador de la Juve Felipe Melo. Lo lanza el propio brasileño, y lo desvía a saque de esquina el eterno Ricardo. A la salida del córner, por fin, Pablo Alfaro aparca los codos por una vez y consigue conectar un cabezazo para empatar el partido. El Sardinero vuelve a creer en el milagro. En la banda, Nando Yosu se mesa el pelo, nervioso, y aprieta los puños.

Un mito

Yosu es un tipo muy querido en Santander, donde se le considera un mito del racinguismo, a la altura de los Alsúa, Quique Setién o José Ceballos. Lo ficharon del Nueva Montaña, aún adolescente, en un pack que incluía a otro ilustre cántabro como Vicente Miera. Jugó más de 400 partidos en primera división, repartidos entre Racing, Valencia y Athletic. Un día, cual Luis Aragonés del norte, decidió dejar de jugar para sentarse en el banquillo, y allí se quedó. De eso hace más de treinta años.

El Sardinero es un hervidero. Un gol más daría la salvación matemática al equipo.
Minuto 88, el sevillano Antoñito mete el pie en el área pequeña, y el balón acaba dentro. El Racing se pone por fin por delante.

El árbitro pita el final poco después, y el estadio lo celebra como si se hubiera ganado un título. Los más de 15.000 espectadores saben que el responsable de la hazaña es el hombre que llora de alegría en la banda, y corean su nombre. Los jugadores, deshauciados unas semanas antes, le mantean como a un ídolo. Nando Yosu ha vuelto a salvar al Racing de Santander.

A finales de la temporada 2007-2008, el Racing comunicó a Yosu que se tenía que jubilar. Llevaba dos años visitando residencias de ancianos en nombre del Racing, lejos del olor a humedad de los vestuarios de El Sardinero donde se había pasado media vida. Hoy, poco más de tres años después del partido contra Osasuna, es el propio Nando Yosu el que tiene que vivir en una residencia: está enfermo de Alzheimer. Aunque sigue yendo al estadio todos los domingos, la enfermedad va poco a poco borrando su memoria. La afición racinguista, en cambio, nunca le olvidará.

Después del partido contra Osasuna, una vez en la sala de prensa, un periodista le preguntó cuál era el secreto de su éxito. “El día que me veas con dos alitas, bajo del cielo” le respondió, la cabeza bien alta, San Nando Yosu.

jueves, 14 de enero de 2010

Pepsi cierra el grifo al football


Por Halftown
Sensu estricto, esta no es una historia futbolera. Como mucho –pido perdón anticipado al lector por el juego de palabras- es footballera. O quizá no, porque la Superbowl tiene cada vez más de marketing y menos de deporte. En cualquier caso está bien sacar la cabeza por la ventanilla de vez en cuando.

La cosa es que este año, después de veintitrés de presencia, Pepsi ha decidido cerrar el grifo a los anuncios en los descansos de la Superbowl, en la que había invertido 142 millones de dólares a lo largo de la última década, y cuya audiencia en los EE. UU. superó los 95 millones de espectadores en 2009.

En lugar de spots de veinte segundos, el máximo rival de Coca-Cola ha decidido irse adonde está migrando su público objetivo de 18-34 años, y ha creado una plataforma online en la que financiará proyectos para la comunidad que propongan y elijan los internautas. La única pega es que, mientras los spots de la Superbowl eran vistos por millones de personas a través de internet, el Pepsi Refresh Project (así ha sido bautizado el invento) sólo será accesible para internautas americanos.

Este golpe de timón no es una sorpresa si tenemos en cuenta que en 2009 se vendió un 6% menos de latas que el año anterior, y otro tanto por ciento menos que el año de antes. A priori, parece una apuesta a cara o cruz de la marca, más si tenemos en cuenta que Coca-Cola se mantendrá firme en la Superbowl –a la que regresó hace unos años después de un parón temporal- apostando por una campaña tradicional a más no poder hecha a rebufo del vigésimo aniversario de los Simpsons.

Deserciones

La deserción de Pepsi, sumada a las de General Motors y FedEx el año pasado, parece haber hecho mella en el precio de los espacios publicitarios de la gran final de fútbol americano: después de muchos años de inflación –desde los 42.500 dólares por un spot corto en 1967 hasta los 3 millones de 2009- TNS Media Intelligence ha predicho para 2010 un ahorro de entre 200.000 a 500.000 dólares por comercial.

La oficina de prensa de la Superbowl ha salido rápida al corte para asegurar que casi todos los sesenta y dos espacios disponibles han sido reservados ya. Incluso la CBS, que retransmitirá este año el evento, ha precisado que todavía quedan cinco huecos disponibles, por si a algún marketiniano se le calienta la cabeza a última hora. Para evitar que a más de uno le dé la risa floja, la cadena no ha querido hacer público el valor del cheque que ha firmado para hacerse con los derechos de esta Superbowl XLIV, que se jugará el próximo 7 de febrero.

Tan chunga se está poniendo la cosa para el fútbol americano, que la National Football League ha decidido ofrecer patrocinios de saldo a razón de un millón de dólares por marca. De momento, diez compañías han picado el anzuelo, entre ellas las inmobiliarias (sí, inmobiliarias) Jones Lang LaSalle o Hillwood Development (dirigida por Ross Perot Jr ) u oscuras fundaciones de multimillonarios como Ted and Shannon Skokos y Boone and Madeleine Pickens. La triste realidad para la NFL es que la pasta recaudada no les alcanza ni siquiera para cubrir los 30 millones de dólares que cuesta la seguridad y el transporte de la Superbowl.

Con la salida de Pepsi no sólo desaparece uno de los patrocinadores clásicos del deporte mundial, sino que se empieza a adivinar el camino que van a seguir las marcas en los próximos años. Se empieza a acabar el sentarse inerte frente a una pantalla durante hora y media. Ya pueden poner FIFA y UEFA sus barbas a remojar.

jueves, 7 de enero de 2010

Baile de entrenadores malditos

Por Halftown
Hace un par de meses, cuando el Racing agradeció los servicios prestados a Mandiá (a los que el nombre no diga nada, se trata del mismo jugador de Logroñés y Toledo cuyo nombre llevaba tilde en la i), el presidente Pernía se pasó tres semanas de la Ceca a la Meca, en pleno cásting itinerante de sustitutos. La lista de candidatos, que parecía un greatest hits de la 98-99, provocaba sudores fríos a los aficionados racinguistas: Luis Fernández, Juanma Lillo, Víctor Fernández, Paco Herrera, Clemente, Mané y De Biasi eran las opciones disponibles.

Al final, Pernía tiró de agenda y recuperó a Miguel Angel Portugal, que en la 2007-2008 había salvado holgadamente al equipo, aunque con la inestimable ayuda del gigante serbio Zigic.

Justo antes del parón navideño, un Almería sin Negredo y sin embargo todavía fuera de los puestos de descenso, se aburrió de Hugo Sánchez y se encontró con el mismo abanico de opciones mediocres. Como sería la cosa que, finalmente, el elegido fue Juanma Lillo, alumno dialéctico de Valdano, hijo putativo de Cruyff y responsable del ascenso frustrado de la Real el año pasado. Los comentarios de los aficionados realistas tras el anuncio de su fichaje en la web del Marca, por cierto, eran impagables. De momento, el bueno de Lillo ha saldado su primer partido, jugando 4-3-3 en casa contra el deshauciado Xerez, con un triste 1-0 en el minuto 89.

Sacar las castañas del fuego

El otro día salía publicado que dieciocho de los veinte entrenadores de Primera son españoles, y los dos restantes, Pellegrini y Pocchetino, son hispanohablantes. ¿Dónde han quedado todos aquellos extranjeros que estaban siempre disponibles para sacar las castañas del fuego en los años noventa? Los Cantatore, Espárrago, Antic o Heynckes se han ido con la música a otra parte, y no han aparecido nuevos técnicos para sustituirlos.

La cuestión ahora es cuál será el próximo míster en caer. Los favoritos incluyen a Oltra, cuyo Tenerife comparte con el Xerez el presupuesto más bajo de toda la categoría; Pocchetino, que necesita un goleador para sobrevivir; el eterno Mendilíbar o Muñiz, el mediocre entrenador del Málaga.

La buena noticia para sus respectivos presidentes es que, con la permanencia en Primera más barata que nunca, ninguna de las ejecuciones parece inminente. Y es que no sorprende que la paciencia sea casi infinita, cuando en el horizonte se adivinan ruedas de prensa incendiarias de Luis Fernández o los siete defensas simultáneamente sobre el campo que gasta Javi Clemente.

No queremos ni imaginarnos el panorama en el caso de que un grande -por decir uno, Manolo Jiménez en el Sevilla- decidiera echar a su entrenador a los leones. ¿Hay alguna alternativa real para entrenar al nivel de un club del top 5 de la Liga?
La música sigue sonando. ¿Quién será el próximo en quedarse sin silla?