jueves, 17 de diciembre de 2009

Brindis al sol de Laporta

Por Halftown
Si uno no conociera el percal, podría pensarse que Joan Laporta es un presidente modélico: joven y apuesto, se ha bastado él solito para arrinconar a los ultras en su propia casa, ha multiplicado los ingresos de la marca en América y Asia, y ha levantado en ocho años de mandato más Copas de Europa que en los cien años previos.

Sin embargo, Laporta decidió, desde su llegada al cargo, utilizar al FC Barcelona como arma propagandística pro-independencia de Cataluña. Así, ha aparecido en manifestaciones portando la senyera, ha promovido el catalán en la feria del libro de Frankfurt, ha aireado a los cuatro vientos que Catalonia is not Spain y hasta ha incrustado en el uniforme del Barça las cuatro barras de Aragón que aparecen en la bandera catalana.

Lo de utilizar al Barça como símbolo de Cataluña no es nuevo. El més que un club –probablemente el mejor eslogan publicitario de un club deportivo- fue concebido en 1968 y hace alusión a su condición de símbolo. De hecho, el mismo Vázquez Montalbán dijo una durante la presidencia de Josep Lluís Núñez que el club era el "ejército desarmado simbólico de Cataluña". La diferencia es que Laporta, al contrario que sus predecesores, es un monstruo mediático. En las últimas semanas, se le ha podido ver haciendo su particular tournée catalana para fomentar la participación en la consulta sobre la independencia de Cataluña.

Ser catalán no es una cuestión de identidad étnica, sino emocional" lanza el presidente del Barça cuando se le recuerda que, de acuerdo con los datos de la Generalitat, más de un tercio de los habitantes de Catalunya nacieron fuera de ella. Habría que preguntar se entonces si la emoción catalana es incompatible con la emoción española.

Catalunya FC

¿Qué pasaría si efectivamente Catalunya se independizase del resto de España? Con sus casi siete millones y medio de habitantes, más o menos la misma cifra que Serbia, Bulgaria o Azerbayán, Catalunya podría aspirar a convertirse en una selección de fútbol de tamaño medio en la zona UEFA. Incluso aspirar a jugar la Euro y el Mundial.
Suponiendo que la máxima autoridad del fútbol europeo autorizase a los internacionales españoles a jugar con ella (lo cual hizo en la desmembración de la URSS y Yugoslavia, aunque no es una referencia válida porque en ambos casos el antiguo país desapareció) y que éstos accedieran a hacerlo, el equipo de Cruyff podría contar con jugadores como Xavi, Piqué o Puyol. Incluso Victor Valdés conseguiría por fin ser internacional.

¿Y el Barça? Evidentemente, un estado independiente debería jugar su propia competición de liga, de modo que si echamos un vistazo al top 20 de equipos catalanes (dos en Primera, dos en Segunda nueve en Segunda B y los siete primeros del grupo catalán de Tercera), los blaugranas se enfrentarían a clubes como el Cornellá, el Prat, el Gavá o el Badalona. A pesar de tener la plaza de Champions League asegurada –por lo menos el billete para la fase previa- no parece probable que muchas estrellas internacionales estuvieran dispuestas a vestirse de azulgrana.

La conclusión a la que nos lleva esto es que, o bien Laporta no ha pensado a fondo las consecuencias de su ansiada independencia, o bien la conclusión es que el futuro del Barça le importa una mierda. Porque cabe concebir una tercera vía -sin duda la más jugosa- de que en realidad el show de Joan Laporta no sea sino un brindis al sol, una excusa para promocionarse a sí mismo, y en realidad la independencia catalana se la traiga al pairo.

martes, 15 de diciembre de 2009

¿Las maldición de las Natillas? ¡La maldición de las maquinillas!

Por Nunn
"¡Sos mufa!", le gritan a cada rato al prota de la película argentina 'La suerte está echada', catálogo de desgracias de un mufa (gafe en argentina) que da que pensar. ¿Existen los gafes? La publicidad y el deporte habían encumbrado a las Natillas Danone como grandes abanderadas de la mala suerte que sufrían todos sus protagonistas. Pero, ¿son las maquinillas Gillette las nuevas mufas?

No hay que ser muy malpensado para pensar que aquel engrudo dulce envuelto de amarillo que llevaba a deportistas de prestigio a cantar como bobos eran mufas. En 1997, Caminero hizo el anuncio y en 1998 ya estaba en el Valladolid. Le acompañaba Sergi Bruguera, que perdió la final de Roland Garros contra Kuerten y comenzó a lesionarse.

En 1998, Alfonso dejó de meter goles. En 1999, Gerard empezó a demostrar que no era el futuro del Barça y Morientes sólo clavó seis dianas. En 2000, Figo se convertía en enemigo público número uno de Cataluña 'traicionando' al Barça, mientras que Guardiola se lesionaba gravemente y empezaba su cuesta abajo. En 2001, Casillas perdió la titularidad en favor de Illgner y Luis Enrique comenzaba una plaga de lesiones. Ronaldinho decidió tomárselas bañadas al whisky. Y en 2008, Robinho demostraba que tenía más talento bajo las rodillas que sobre los hombros e iniciaba su carrera para ser el mejor del mundo yéndose al carajo.

Oiga, no es cosa de negar el gafe de las Natillas. Es virtualmente imposible. Pero he aquí que en el último mes las maquinillas Gillette han tomado el relevo con fuerza. La angelical imagen de Thienny Henry y Tiger Woods está en la mierda: el uno por meter la mano donde no debe y el otro por meterlo todo donde no debe. En Irlanda organizan campañas de boicot a los productos Gillette tras el incidente y a Tiger Woods se le cae la vida a pedazos y le huyen los patrocinadores.

Yo que tú, Roger Federer, ponía la barba a remojar. Tienes una temporada para demostrar que donde hubo Natillas no hay maquinillas.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Fiesta y Finanzas en Francia

Por Halftown
Cuando parecía que los ecos de la mano de Henry se empezaban a apagar y los aficionados celebraban su buena suerte de caer con Sudáfrica, México y Uruguay, resulta que la prensa ha decidido abrir un nuevo debate en torno al dinero que ganan los miembros de los bleus.

El billete para la Copa del Mundo de 2010, según revelaba France Football el pasado 20 de noviembre, hablaba de 431.000 euros por cabeza para los jugadores que han jugado un mayor número de partidos, y el doble, 862.000, para el seleccionador Raymond Domenech.

“Una cifra muy lejos de la realidad”, decía el propio Domenech al día siguiente. “Archifalso”, apuntillaba Noël Le Graët, vicepresidente de la FFF y responsable de este tema. Tanto es así, que el pasado lunes la Federación Francesa de Fútbol (FFF) se decidió a iniciar la “opération vérité para dar su versión acerca de las cifras publicadas las últimas semanas.

Para ello, enviaron una carta a los presidentes de los clubes (profesionales y aficionados), así como a los miembros del Consejo Federal que dirige y administra la propia FFF. Una copia de dicha carta fue filtrada a Le Monde (impagable su editorial titulada “Très chers Bleus”, un juego de palabras entre chers = queridos y chers = caros), y en ella pudimos enterarnos de que:

a) Cada partido de clasificación asegura 10.000 euros a cada jugador, independientemente de su participación durante los 90 minutos así como del resultado final del encuentro.

b) A esto se añade una prima por la clasificación que va de los 100.000 a los 240.000 euros, en función del número de selecciones obtenidas por cada jugador.

c) Los partidos amistosos tienen otro baremo, ya que la cantidad varía en función de la clasificación FIFA del rival, así como el resultado del partido. Contra una selección del top 10 mundial (pongamos por caso la número 1: España), cada jugador se llevaría 18.000 euros por victoria y la mitad, 9.000, por empate.

d) Respecto al seleccionador, se le aplica el doble de la prima de un jugador en todos los casos. Sus ayudantes, Pierre Mankowski, Bruno Martini y Alain Boghossian, cobran como si fueran jugadores.

e) En lo que concierne al dinero de los patrocinadores, jugadores y seleccionador se llevan dinero a partes iguales. Los ayudantes de Domenech se llevan un tercio cada uno.

¿Archifalso?

Así las cosas, Le Monde no ha perdido el tiempo, y ha calculado efectivamente la cifra real que corresponde a cada uno: un jugador que ha participado en todos los partidos se habrá llevado 563.111 euros, mucho más de lo calculado por France Football. Domenech, por su lado, se ha llevado 826.222 euros, una cifra que ni está lejos de los 862.000 que dijo France Football ni es, como dijo el vicepresidente de la FFF, archifalsa.

El mismo día 7, Le Monde publicaba una entrevista con Jacques Valentin, director delegado de la selección francesa. Entre otras cosas, Valentin afirma que la participación de Francia en el Mundial 2006 supuso unos ingresos de 5 millones de euros, y la Eurocopa 2008 dejó 8 millones de euros más en la caja. Esto es cuanto menos sorprendente, puesto que en la Copa del Mundo los franceses llegaron a la final, mientras que en la Euro se fueron a la calle en la primera ronda sin ganar ni un solo partido. Como no podía ser de otra manera, Jacques Valentin aprovecha para colgarse la medalla recordando que ese dinero se reinvierte en programas de formación de jóvenes futbolistas.

Pero lo mejor de la entrevista con Valentin viene al final, cuando proclama que la selección francesa tiene un presupuesto asignado del 1% del total de la Federación, es decir, 1,9 millones de euros sobre los 200 anuales que presupuesta la FFF.

Y aquí es cuando algo no cuadra, porque si hacemos el simple ejercicio matemático de sumar los 826.222 euros de Domenech con los 563.111 euros que se han llevado los jugadores que han participado en todos los encuentros (más las primas de los que han jugado menos o sólo han sido convocados), vamos a sacar una cifra mucho más alta de los 1,9 millones de euros presupuestados. La opción b es que las primas por clasificarse para el Mundial 2010 no estén incluidas en el presupuesto de 2009, en cuyo caso los administradores de la FFF son unos cenutrios. Eso, o que no contaban con que Francia se acabara clasificando para Sudáfrica 2010.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Mundial 2018: otra vez por la tele

Por Halftown.
Se jactaba El País el pasado 9 de octubre que Inglaterra entera, desde la Reina Madre hasta el utillero del Burnley, están acojonados ante la posibilidad de que una candidatura ibérica se interponga en su camino a organizar el Mundial de 2018.

Pues para estar tan acojonados, el primer ministro Gordon Brown -de justicia es señalar que le quedan dos telediarios en el cargo- ya se ha sumado al lobby con un préstamo de 2,5 millones de libras, y ha conseguido que el personaje del momento, el presidente brasileño Lula, les apoye. Además, las doce ciudades inglesas que sean elegidas sedes contribuirán con 250.000 libras por cabeza.

Desde la Pérfida Albión han montado un comité para preparar la candidatura que incluye a tipos como Sir Martin Sorrell (presidente mundial de WPP, el mayor holding de agencias de comunicación del mundo), David Gill (CEO del Manchester United), el antiguo ministro de Deportes, Richard Caborn o el presidente adjunto de los JJOO de Londres 2012 Sir Keith Mills. Súmesele obviamente la plana mayor de la Premier League, la liga más importante del mundo en términos económicos. Además, tienen ya en el bolsillo el voto de Jack Warner, vicepresidente de la FIFA A bote pronto, sólo parece que se les han quedado en el tintero Richard Branson y Paul McCartney.

Australia, 120.000 fans; España, 34

La semana pasada, además, enviaron una comisión al Soccerex de Johannesburgo para presentar la candidatura inglesa y rascar la espalda de la gente de la FIFA. El miércoles se desplaza el chiringuito a Ciudad del Cabo, donde hay reuniones organizadas entre los miembros del comité de 24 personas de la FIFA que decide dónde rodará el balón en 2018. Los ingleses envían para la ocasión a Capello y al mismísimo David Beckham, el Spice Boy, suponemos que con instrucciones de hablar lo mínimo necesario.

Otras candidaturas también han movido ficha. Los australianos, por ejemplo, han montado una web para organizar el Mundial de 2018 o el de 2022. Más de 45.000 personas se han inscrito para montar su apoyo a la candidatura. En su grupo de Facebook tienen casi 120.000 fans más (los ingleses tienen más de 43.000).

Qatar ha empezado a poner petrodólares en los bolsillos de la gente que manda. Hace unas semanas montaron un amistoso entre Inglaterra y Brasil. Según ellos, el hecho de que la temperatura media en los meses de verano sea de 40 grados no es un problema. Ya se jugó allí el Mundial sub-20 de 1995, que acabó con Joseba Etxeberría de bota de oro.

El último serio aspirante –y mi favorito personal- es Rusia. En su favor: jamás han organizado un evento de este tamaño. Además, el gobierno ya ha aflojado 20 millones de dólares, y están esperando recolectar lo mismo de la empresa privada, a la cabeza de ella el amigo Abramovich.

Y a todo esto, ¿dónde está la candidatura conjunta de España y Portugal? En enero pasado se anunció e incluso el mismo Villar puso el tema como una de sus prioridades para su nuevo mandato. Desde entonces, silencio absoluto. Su grupo en Facebook cuenta con 34 fans. Y en las webs de las dos federaciones, RFEF y FPF, la última noticia que aparece es el resultado de un amistoso sub-17: Portugal 0 – España 3.

Me da que, en lo que concierne a España, la única duda que nos queda es si lo veremos en Cuatro o en La Sexta.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Catálogo navideño FNF

Por Halftown
10- Batín rosa del Liverpool (35£ en la tienda oficial de los reds)
Ideal para una noche de Europa League lujuriosa.












9- Capote del Sevilla (20€ en la tienda oficial del Sevilla)
Para darle unos pases de pecho a los vecinos de Segunda. Si no lo ponen, revientan.












8- Parchís borracho del Borussia Dortmund (39,95€ en la tienda online del BVB09)
A primera vista, parece una partida de parchís con chupitos entre Gladbach, Hertha, Dortmund y Bayern. No nos sorprende que los cuatro lleven años sin levantar un título.









7- Camiseta “I LA Galaxy DB” (19,99$ en MLSgear.com)
Qué mejor que demostrar el amor por David Beckham que demostrarlo sustituyendo el corazón por el escudo de tu club. Apunta, Galliani, que a partir de enero las vendes como churros a la puerta de San Siro.












6- Body de bebé del Sankt Pauli (14,95€ en la tienda oficial del club)
Sorprende a propios y extraños haciéndoles creer que llevas a tu hijo disfrazado de Jack Sparrow. O de morcilla.












5- Escanciador de sidra del Sporting de Gijón (149€ en la tienda oficial del club)
Clarísimo homenaje al gran Manolo Preciado, al que nos consta que le gusta empinar el codo de vez en cuando. “Echa un culín de Primera”, sugiere la web.












4- Milan speedy goal (15€ en la tienda del AC Milan)
Un mando ideal para ver el fútbol: botón de encendido, volumen y cambio de canal. Creado a partir de una idea de Gennaro Gattusso.












3- Ex-aequo: el tanga del Athletic (7€ en la tienda del club) y el top de encaje del Pumas (239 pesos en la web del club)
Regalarle a tu chica ropa interior de tu equipo y encima llamarla felina, no tiene precio. Lástima que a los Minnesota Wolves no se les haya ocurrido la misma idea.












2- Correa de perro del Sankt Pauli (49,95€ en la tienda oficial del club)
Útil para sacar el perro, y para sesiones de sado. Los aficionados del Sankt Pauli tienen una de 90 minutos de duración cada semana.












1- Jarrón póstumo conmemorativo del Birmingham City (19,99£ en la tienda oficial del club) Customizable además para cualquier miembro de tu familia, sobrinos y nietos incluidos. Y luego llaman villanos a los otros...

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Stefanov: épica en campos de tierra


Por John Wyatt
A veces, para obtener la belleza del oro, uno tiene que rebuscar una pepita en la mandanga. Algo así debió de pensar el fotógrafo Dimitri Stefanov, búlgaro residente en Madrid, cuando se le ocurrió retratar un día en la vida del Orcasitas F.C, uno de esos clubes de aficionados que brotan en los barrios obreros de Madrid, mientras que el Real de Florentino saltaba la banca con sus fichajes millonarios.

Stefanov tiene solo 22 años (ojo a la criatura) pero ya con 20 ganó la medalla de la EFTI Masterclass de jóvenes promesas. Desde entonces, es uno de los apadrinados por David Alan Harvey, leyenda de la fotografía y mito de Magnum y National Geographic. Aquí nos llama la atención por su mirada sobre el fútbol amateur y la épica de los campos de tierra, pero su trabajo sobre la inmigración búlgara en España es igualmente sorprendente.

Uno, que ya va teniendo ojo para estas cosas, adivina un blanco y negro procesado desde una foto digital, no película. Eso le permite estirar el contraste sin perder apenas calidad, o dramatizar esos cielos de barrio, o destacar los cuerpos entre el vapor de las duchas. No sólo es buen fotógrafo, sino que además maneja bien los recursos a su alcance.

Como lo importante de un reportaje sobre fotografía es precisamente eso, las imágenes, aquí van unas cuantas. Si queréis saber más sobre este genio: www.burnmagazine.org

lunes, 16 de noviembre de 2009

Francia estrena la camiseta antibarrigudos

Por Halftown
Como en abril de 1940, la semana pasada había en runrún de inquietud en las calles de París. Se intentaba -sin mucho éxito- disimular el miedo al fracaso que supondría quedarse fuera del Mundial de Sudáfrica. Lo cierto es que, desde el canto de cisne y posterior cabezazo de Zidane en 2006, les bleus son un equipo menor, con un puñado de jugadores sin grandes alardes que lo pasan mal en las fases de clasificación y que consiguieron un punto sobre nueve posibles en la Euro 2008. A esto hay que añadir un seleccionador escandalosamente impopular, pretencioso y cabezota, que sin embargo se aferra a un cargo por el que cobra 40.000 euros fijos al mes, 15.000 más por empate y otros 30.000 por partido ganado.

Precisamente fue el seleccionador, Raymond Domenech, quien el jueves protagonizó la portada de L’Équipe, con foto a toda página frente a una formación irlandesa y titular preclaro: “Su oportunidad[la de Irlanda] es él”. Al día siguiente, para dejar claro quién es el enemigo, L’Équipe abría con una foto de Henry y Anelka y el titular “Nuestra oportunidad son ellos”. Para que digan que el pique De la Morena – Clemente no tiene parangón.

Y de nuevo Domenech, a principios de semana, presentaba en rueda de prensa la nueva camiseta diseñada por Adidas para la cita mundialista. Claramente inspirada en los exitosos diseños de 1984 y 1998, la camiseta incluye tecnología Techfit, la misma que llevan las camisetas interiores de la marca alemana desde hace algunos años, y que supuestamente incrementan la potencia del portador. El tallaje de la camiseta, además, está adaptado a los fibrosos cuerpos de los Henry, Lass y compañía, al estilo de las Diadora ajustadas que tan bien le quedan a Francesco Totti. El problema es que el aficionado medio prefiere la cerveza al balón, y por eso Adidas se ha visto obligada a sacar a la venta una réplica sin Techfit que no ponga en evidencia los volúmenes del personal. La versión con Techfit, por cierto, cuesta exactamente el doble que la normal: 150 euros.

42 'kilos' por año

Este precio podría al final justificarse en que será, con casi total probabilidad, el último diseño que Adidas hará para el equipo de Francia de fútbol. La marca alemana, que viene llenando las arcas de la FFF con 10 millones de euros anuales, ha visto cómo su archienemigo Nike ha conseguido el contrato para equipar al equipo de Francia a cambio de romper la banca ofreciendo más de 42 millones de euros al año por el maillot bleu. En la federación brasileña deben estar afilando los cuchillos en caso de llevarse a casa una nueva Copa del Mundo.

De cara al partido de repesca contra Irlanda, mientras unos y otros discutían si debía guardar la portería Lloris o Mandanda (los dos se habían llevado cinco goles por cabeza en el Lyon-Marsella del domingo anterior) o si Anelka rinde más en punta o en banda derecha, la cadena de televisión M6 (cadena en la que trabaja Estelle Denis, mujer de Domenech, superaba la oferta de 5 millones de euros por partido que paga TF1, y se metía en el bolsillo el derecho a retransmitir el partido. Su objetivo: poner a 8 millones de franceses frente a la tele un sábado por la noche.

El partido en sí, poca cosa. A 18 minutos para el final, un tiro de Anelka rebotó en un defensa irlandés, y la pelota se coló pegada al palo de la portería irlandesa. 0-1 para Francia, y media clasificación en el bolsillo. M6 consiguió 8,16 millones de telespectadores y un share del 35,1%. Y Domenech, que sólo agotó uno de los tres cambios, se llevó 30.000 euros para casa.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

This was Anfield


Por Halftown
Resulta curioso el contraste de filosofías que históricamente han tenido dos clubes de más o menos el mismo nivel deportivo y económico como el Arsenal y el Liverpool. Esta semana, sin ir más lejos, las diferencias se han vuelto a poner en evidencia cuando los gunners han presentado The Spirit of Highbury, una foto mural que aspira a ser la imagen de un equipo de fútbol más grande del mundo.

Desarrollada por la agencia que trabaja para Nike, la sensacional Wieden + Kennedy, y el historiador Fred Ollier, que se han pasado los últimos cuatro años –concretamente desde que el Arsenal cambió el clásico estadio de Highbury por el moderno Emirates Stadium- recolectando fotografías de los 482 cañoneros que patearon el balón sobre el césped del mítico estadio entre 1913 y 2006. Al final les han faltado cuatro jugadores (Tom Maxwell, William Maycock, James Caldwell y Fred Jones), pero aún así el trabajo ha sido monstruoso.

Independientemente del cabreo que se han agarrado en Villa Park, donde el pasado invierno prepararon un panel de 3x25 metros con fotos de 1500 aficionados, "The Spirit of Highbury" luce ahora, como se ve en el vídeo, sobre un panel situado en el exterior del nuevo estadio de los Emirates.

Aunque la web oficial del club dice que es un homenaje a los viejos tiempos, parece más un símbolo del triunfo de los petrodólares sobre el foot-ball. El verdadero Espíritu de Highbury, el intangible, se vendió por 100 millones de libras a pagar en 15 años, y de regalo, los árabes se llevan el patrocinio de la camiseta gunner.

Fin a las tradiciones

Por su parte, el Liverpool siempre ha sido un club muy respetuoso con sus tradiciones, aunque en los últimos tiempos parece que la cosa empieza a cambiar. Desde su llegada en 2007, sus dos dueños americanos, Tom Hicks y George Gillett, han querido construir un nuevo estadio para jubilar al vetusto Anfield, construido en 1884, mucho antes que el ahora difunto Highbury.

Lastrados por las deudas del club, Hicks y Gillett han decidido echar mano de ideas ajenas para planear la venta del nombre de su nuevo estadio a cambio de, según sus cálculos, 250 millones de libras. Esto les permitiría superar el récord que ostentan los New York Mets, que reciben el equivalente a 12 millones de libras a lo largo de dos décadas, y de paso zanjar de un plumazo el 50% del coste de la construcción del nuevo recinto.

Suena un poco a broma que un club como el Liverpool aspire a sacar 250 millones por vender el Espíritu de Anfield, su casa. También sonaba a broma lo de cambiar el logo de sus camisetas de la danesa Carlsberg a Standard Chartered y no solamente Hicks y Gillett lo consiguieron, sino que ingresarán 20 kilos por temporada hasta 2014, a la par con el United y 1,7 kilos por encima de los chicos de Florentino.

Lo que impide que el fútbol sea como cualquier otro negocio –acaso lo que le hace tan grande- es que, pese de la lluvia de millones y a los delirios de grandeza, en The Kop las únicas cuentas que conocen son los 19 puntos sobre 36 posibles que llevan en la Premier y el milagro que necesitan para no verse luchando por la Europa League después de Navidad.

miércoles, 28 de octubre de 2009

La emoción no entiende de dinero


Por Halftown
Heineken, el aguachirri holandés con pretensiones, lleva cinco años dejándose los cuartos en patrocinar la competición europea (yo casi diría mundial) más importante, y sin embargo pocos aficionados podrían recordar de memoria una sola de sus campañas.

Sí, todos sabemos que ponen vallas a pie de césped -donde últimamente el Enjoy responsibly sustituye a la marca-, igual que hacen Sony, Ford o Mastercard, pero entre que la marca sea reconocible y su comunicación sea memorable hay un trecho.

Durante la última jornada de Champions, sin embargo, la agencia JWT Italia se sacó de la manga una iniciativa tan novedosa como brillante: Heineken, en colaboración con la Gazzetta dello Sport, organizó un concierto de música clásica a la misma hora que el Real Madrid-Milan de Champions.

Repartió entradas entre familiares, amigos y colegas de aficionados y periodistas deportivos del AC Milan, para que les convencieran de ir al concierto en lugar de ver el fútbol. Mientras un cuarteto de cuerda va tocando, aparecen mensajes que desembocan en un "¿de verdad creías que te ibas a perder el partido?" mientras los cuatro músicos interpretan la sintonía de la Liga de Campeones ante la euforia general de los presentes.

Luego, Heineken simplemente firma con su nuevo slogan "Are you still with us?" y consigue un impacto emocional altísimo, -más el consiguiente efecto viral- por la milésima parte de lo que se gasta en patrocinio tradicional.

La cosa además acabó en victoria rossonera en el '92, así que la jugada no le pudo salir mejor a la cervecera holandesa. Bravissimo Heineken.

jueves, 1 de octubre de 2009

La Roja se pone colorada

Por Halftown
El departamento de comunicación de Adidas sorprendió a todos el pasado martes al filtrar al As el diseño de la camiseta de España para el Mundial.

Las novedades, pocas: las tres rayas, ahora en discontinuo (será para que quepan bien los parches del Mundial, la FIFA, el Fair Play y Madrid 2020), el rojo colorado que vuelve y, sobre todo, ese color azul eléctrico -conocido por todos como azul pitufo- y que parece inspirada en algún diseño nerd para la Unión Española de Chile.

No han tardado los mentideros virtuales en llenarse de opiniones, desde los que ponen a Adidas a caer de un burro, hasta los que dicen que un horror semejante tiene que ser un fake.

¿Fallido globo sonda de Adidas o piscinazo de As? Cuando el 14 de noviembre se presente el nuevo modelo oficialmente, a alguno se le va a poner la cara del color de la camiseta.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

El esperpento Mundial

Por Halftown
El pasado día 9, el nuevo estadio de Wembley vivió la primera gran revancha de su corta historia. Jugaban los pross contra Croacia, el equipo que, casi dos años atrás, les había ganado 2-3 para dejarles fuera de la Euro 2008. Poco tenía que ver esa Inglaterra con la que jugó dos años antes: sólo Gerrard, Barry y Lampard repitieron en el once titular. Aunque posiblemente el mayor contraste estaba en el banquillo, con Capello ocupando el sitio del considerado por muchos peor seleccionador inglés de la historia, Steve McLaren, quien de hecho sería despedido horas después de la victoria croata.

La clasificación para Sudáfrica ha supuesto un subidón moral para los ingleses: se prevé que 1.000 millones de libras serán inyectados a la economía del país entre ventas de teles planas, fish & chips y pintas de cerveza. Pubs, supermercados, compañías eléctricas, agencias de viajes, Umbro… England’s living a celebration desde hace quince días.

La audiencia esperada para cada partido de los chicos de Capello es de 17 millones de espectadores. Medios de comunicación y anunciantes –que invirtieron 300 millones de libras durante el Mundial de 2006- se dan palmaditas en la espalda. Lo mismo debe estar haciendo el amigo Fabio, que se ha embolsado un cheque de cinco millones de libras por los servicios prestados. Y, por supuesto, Lord David Triesman, presidente de la Federación Inglesa, cuyo nuevo estadio le obliga a pagar 930 millones de libras -millón arriba, millón abajo- en los próximos quince años.

Aunque los que de verdad parecen necesitar un milagro son los sudafricanos, que atraviesan su primera recesión de los últimos 17 años y a los que, según anunció la semana pasada su ministro de finanzas en el parlamento nacional, les faltan unos 2.300 millones de rand (unos 200 millones de euros) para dejar alicatados los estadios donde se jugará la Copa del Mundo. Normal, cuando problemas de todo tipo, desde huelgas hasta decisiones de última hora, han multiplicado el coste de algunos estadios por cuatro. De hecho, sólo uno de los cinco nuevos estadios construidos, estaba en el proyecto original aprobado por la FIFA. Nadie sabe cómo se van a financiar cuando el fútbol se haya ido, y sólo quede algún que otro evento ocasional para pagar las facturas.

Faltan 9.000 camas

Pero los estadios no son el único problema que tienen los organizadores del sarao sudafricano. El alojamiento –y más ahora que la presencia de los hooligans ingleses está garantizada- les trae de cabeza. A día de hoy, Sudáfrica tiene un déficit de 9.000 camas para los más de medio millón de visitantes que se esperan. Tanto es así, que se está planteando seriamente alojar a los aficionados en otros países de la zona, como Zimbabwe o Isla Mauricio (17 horas de vuelo ida y vuelta). La opción de dormir en tiendas de campaña ha quedado oficialmente descartada por las autoridades, ya que el campeonato tendrá lugar en pleno invierno sudafricano, con temperaturas bajo cero durante la noche.

Los hooligans, por cierto, ya se pueden andar con ojo, ya que el nuevo comisario de policía del país, que responde al nombre de Bheki Cele, ha anunciado que la policía tirará a matar contra los criminales, “si es necesario”. A todo esto Sudáfrica, aunque Blatter no diga ni mu, tiene una de las tasas más altas de criminalidad del mundo, con 50 asesinatos diarios. La pregunta es quién será el primer inglés borracho (y valiente) que tirará una silla a la policía.

Queda, por último, el tema de los locales. Para el España-EE. UU. de la pasada Copa de Confederaciones, los asientos más baratos costaban 17 dólares, una pequeña fortuna para un país en el que el 43% de su población vive con menos de dos dólares al día. Aunque probablemente no les importe verlo por la tele, o incluso no verlo; al fin y al cabo, el fútbol sólo es el tercer deporte en Sudáfrica.

Y, mientras tanto, nuestro Villar patrio prepara candidatura conjunta con Portugal para el Mundial de 2018. Un nuevo sainete patrocinado por la FIFA, próximamente en FNF.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cien años de perdón para Rooney

Taylor le acaricia la pierna a Da Silva
Por Halftown
Durante el Anderlecht-Standard de la última jornada de la liga belga, el defensa polaco Marcin Wasilewski se lanzó al suelo para despejar un balón dividido, y el belga Witsel le dejó los tacos huecograbados sobre la pierna. Resultado: fractura abierta de tibia y peroné, las imágenes en portada de los principales medios belgas y millones de visitas en YouTube.

Al conocerse la sanción establecida para Witsel, de dos meses y medio sin jugar, se ha reabierto el eterno debate acerca del castigo que merece el infractor. Lo más lógico parece que Witsel pasase tanto tiempo en la nevera como Wasilewski tarde en volver a jugar. Aunque también es cierto que, por esa regla de tres, Figo habría acabado su carrera mucho antes, el día que lesionó al defensa del Zaragoza César Jiménez, allá en enero de 2005.

Y qué decir de los responsables de las lesiones de Luc Nilis, Djibril Cissé, Juninho Paulista o Eduardo da Silva. Todos los años el fútbol nos deja alguna imagen de una lesión escalofriante: una rodilla doblada noventa grados hacia adelante, un tobillo del que cuelga a duras penas una bota negra, el hueso astillado de un peroné que atraviesa una media, e invariablemente, un jugador retorciéndose de dolor sobre el césped.

Piscinazos y piscinazos

Precisamente el delantero del Arsenal Eduardo, que el año pasado se lo pasó en blanco después de que el defensa del Birmingham Taylor le destrozase la pierna izquierda, ha sido el protagonista de una de las historias bizarras de la semana. La UEFA, en su arbitrariedad infinita, le ha sancionado con dos partidos por un piscinazo en el Arsenal-Celtic de la previa, que de hecho el árbitro marcó como penalti y que acabó en gol del mismo delantero croata.

Unos días más tarde, el mismo Arsenal de Eduardo se enfrentaba al United en Old Trafford. Las cosas iban bien para los chicos de Wenger, ganaban 0-1 en el minuto 59, cuando un pase en profundidad en el área de Almunia acaba con Rooney dejándose caer y el árbitro marcando el correspondiente penalty. Parece que se confirma el adagio de que el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón, porque no ha habido sanción alguna para Rooney. Y para colmo es reincidente: hace unos años ya había fingido con éxito contra los gunners (ambos piscinazos están disponibles al buscar “rooney arsenal penalty” en YouTube).

Desaparecidos del mapa Tévez y Cristiano, da la sensación de que Wayne se va a pasar el año a lo Juan Palomo. No es el jugador más rápido del equipo, no va especialmente bien por arriba y tampoco tiene un gran regate, y sin embargo ahí sigue, año tras año tirando del carro. Se ha convertido en el jugador franquicia inglés, titular indiscutible en el mediocre equipo nacional, se afeita la cabeza en la penúltima campaña de Nike e incluso lleva cinco años consecutivos en la portada de la versión británica del FIFA. Quizá sea por eso que los árbitros cada día son más condescendientes con él.

Un momento, ¿esta historia no la hemos vivido antes en España?

jueves, 20 de agosto de 2009

Carlsberg y Liverpool, probablemente

Por Halftown
La revista Wired habla este mes de un estudio que demuestra que, cuando los hinchas del equipo local protestan, el árbitro tiene un 15,5% más de probabilidades de pitar a su favor. Quizás ese porcentaje es el que ha contribuido, por ejemplo, la parroquia de San Mamés a las salvaciones in extremis del Athletic estos últimos años.

O a lo mejor es la diferencia que ha convertido al Liverpool, con una plantilla sensiblemente inferior a United y Chelsea, en aspirante a la Premier League.

Hablando del Liverpool, desde principios de mes se está rumoreando que podría poner fin a su acuerdo de patrocinio con Carlsberg al final de la temporada. Sería el fin a diecisiete años de relación de la marca danesa con los reds, quizás la más larga entre los grandes clubs europeos.

Personalmente, he crecido viendo el logo de Carlsberg impreso en la camiseta roja, como también asocio inmediatamente a Sharp con la camiseta Umbro del ManU, BNAmro con el Ajax o JVC con el Arsenal. El Liverpool, por cierto, fue el primer club inglés profesional en llevar publicidad en la camiseta, cuando anunció Hitachi en 1979.

Volviendo al tema de la cerveza, supongo que a estas alturas daneses y scousers estarán haciendo cábalas para decidir si les compensa prolongar el contrato o no.
Desde el lado de Carlsberg, la marca tiene un slogan muy claro desde hace unos años: "posiblemente, la mejor cerveza del mundo" (nota aparte: atención al matiz en la traducción al castellano, ya que en inglés afirman con un puntito más de autoestima "probably the best beer in the World").

En plan somos una cerveza global y buena, pero a la vez desenfadada y buenrrollista. En ese sentido, parece que sus valores pegan con los del Liverpool, un equipo grande pero a la vez familiar, campeón pero no pretencioso, que se distingue por tener posiblemente el himno más popular del fútbol mundial.

Otra ventaja añadida para la marca es que el Liverpool garantiza exposición continuada hasta los cuartos o semifinales de la Champions, competición patrocinada por su rival Heineken quien, encima de dejarse una pasta en el evento, a veces no puede más que hacer vallas que dicen “Enjoy responsibly”.

Desde las oficinas de Anfield supongo que se ven las cosas de otra manera. Lo primero que habrán hecho será ver qué es lo que cobran el resto de clubs de su nivel… y se habrán dado cuenta de que sus 7,2 millones de libras van por detrás de los más grandes (Aon le paga al United 20 millones de libras al año, T-Home 20 millones de euros al Bayern, el Tamoil de Gadafi 18 millones a la Juve, BWin 15 al Madrid y Samsung 11 millones de libras al Chelsea), pero por delante de, por ejemplo, los 6,7 millones de libras que afloja Emirates al Arsenal.

Sin embargo, con pocos argumentos en forma de títulos encima de la mesa, parece complicado que los Reds puedan aspirar a ganar más dinero por estampar el logo de la cervecera danesa en su camiseta.

Más aún en los tiempos de crisis que corren –pocos logos de coches se verán en las camisetas de la nueva temporada-, posiblemente lo más inteligente para ambos sería extender su contrato otros dos años a la espera de que pase el diluvio. A Carlsberg le sirve para mantener su notoriedad de marca sin tener que aumentar la inversión, y al Liverpool para pagar los 6,6 millones de euros por temporada que le ha prometido a Fernando Torres hasta 2013.

lunes, 10 de agosto de 2009

Historia de una foto

Por Karina Sainz Borgo
Caracas (Venezuela)
Seis seminaristas juegan fútbol. Vistos en conjunto, parecen árboles. Sus sotanas reverberan, se comportan como enormes manchones oscuros en la placa del mediodía. La expresión de sus rostros es imprecisa y borra sus edades.

Se detienen alrededor de ese balón congelado que está a punto de atravesar la portería del Seminario Conciliar de Madrid. Un joven ministro del señor convertido en portero trata de detenerlo. Se estira en el aire. Permanece suspendido, como un milagro extravagante. Su salto habla un idioma. Hay entrega en su actitud, una verdadera acrobacia.

Aunque aparentemente menudo, este portero venido de una familia de labradores de Luzón, en Guadalajara, es el penúltimo hijo de una prole de diez hermanos. Sabía arar y esquilar ovejas, pero eso no era suficiente para comer, por eso su padre le insinuó irse de cura. Otros en su pueblo asumieron el mismo destino. Y de diez que fueron, sólo él se ordenó sacerdote.

El Señor y los garbanzos despertaban la vocación hasta en las raíces de los árboles. En el extremo de la cancha, otro seminarista camina resignado hacia la izquierda. Justo a su lado, el cura goleador observa de pie la trayectoria de su disparo. Todos miran el cielo, no por beatos, sino porque algo parece haberles pillado desprevenidos.

Corre el año 1959. Es el momento de un disparo. Click. Franco supervisaba las obras de El Valle de los Caídos. La democracia cumplía un año en Venezuela; la revolución cubana celebraba sus barbas en remojo y el catalán Ramón Masats tomaba para sí la instantánea de seis sacerdotes que juegan al fútbol. Treinta años más tarde, la fotografía devuelve la imagen de la historia como un pelotazo. Miro la foto de nuevo. El cura imposible pierde peso en el aire, mi fe también.

martes, 4 de agosto de 2009

Las camisetas que sí vende Florentino


Por John Wyatt
Bangkok (Tailandia)
Para rentabilizar el fichaje de Cristiano Ronaldo Florentino debe vender equipaciones a la mitad del planeta Tierra. Teniendo en cuenta de que sólo con China, Vietnam, Tailandia, La India, Birmania, Laos y Camboya ya se acerca al 50% de la población mundial, está bien que Floren insista en conquistar el mercado asiático. El problema es que, salvo en Japón, donde tienen más dinero y son más sibaritas, en el resto de países se venden camisetas de Cristiano, sí, a cascoporro, pero más falsas que judas. FNF lo ha comprobado en uno de esos puntos de venta de falsificaciones.

Finales de julio, mercado nocturno de Patpong, en el centro de Bangkok. A ambos lados de la calle, cientos de prostitutas jóvenes –uno no sabría diferenciar aquí a una chica de un travesti, ojo– esperan a sus clientes occidentales en la puerta de locales de mala reputación con una más que sobada barra americana y house de garrafón. Una legión de tailandeses ofrece al turista masajes con final feliz, un tuktuk para volver al hotel o asistir al espectáculo más célebre del barrio rojo de la capital tailandesa: el ping pong show. No asistí a ninguno, pero me hago una idea aproximada de lo que es. Y vosotros también.

El caso es que el epicentro del terremoto no es ese torrente de sexo de pago en sus más diversas formas, si no los puestos de falsificaciones. En Tailandia, como en China o en Birmania no es que haya un mercado de falsificaciones y los demás sean de productos ‘oficiales’. Es que todo lo que se compra y se vende son imitaciones más o menos logradas.

¿El truco? Muy sencillo: para abaratar costes, las grandes marcas fabrican en estos países. Las mismas fábricas que te hacen un bolso de Prada con destino Quinta Avenida de Nueva York te hacen la imitación porque conocen los materiales y los patrones originales. Clonan los logos, los acabados, todo. Menos el precio.

La estrella de aquel mercado y de todos los mercados de Asia es, sin duda, la camiseta blanca de Cristiano Ronaldo con el nueve a la espalda. Lo era en Patpong, en Chiang Mai, en Chiang Rai, en Chatuchang... ¿Su precio? Sin regatear, cinco euros. Regateando, vi vender alguna a 1,5 euros al cambio.

El material, los logos, las bandas laterales... no es imitación de la de Adidas, es otro original obtenido en la misma fábrica (o la de al lado) elegida por la casa de las tres bandas. El real Madrid asegura que vende 15 camisetas de Cristiano por minuto. Pero en todos aquellos tenderetes de falsificaciones, el ritmo de venta era más alto que en la esquina del Bernabéu.

El drama de Florentino es que el mercado asiático sí compra, a millones, camisetas de Cristiano, de Kaká y del resto de fichajes, pero ni la marca ni el Madrid ven un duro.

miércoles, 29 de julio de 2009

No es Larsson todo lo que reluce

Por Nick Panzeri
La marca es el producto. El capitalismo ha coronado las etiquetas por encima de lo sustancial, del contenido. Pero en torno a la idealización del copyright también ha triunfado la cultura de la falsificación. No hay una gran marca sin un negocio de réplicas falsas detrás. Y Stieg Larsson se ha convertido en la más importante del universo literario.

Los tres libros de la trilogía Millenium copan la lista de los libros más vendidos en España. El escritor sueco no tiene rival desde hace semanas. O quizás sí. De ese top manta legal que genera la competencia feroz ha llegado otro Larsson (otra, exactamente) para amenazar la hegemonía del original. Larsson vs. Larsson.

La editorial Seix Barral ha sido la más lista de la clase. Debió rastrear el mercado internacional en busca de un antídoto contra el fenómeno del año y encontró el mejor: otro Larsson (Assa) que, además, escribía también novela negra.

El discreto lanzamiento de Aurora Boreal no fue impedimento para convertir este libro en sólo un mes en uno de los libros más vendidos en España. En su sexta semana ya era el cuarto en este ranking, sólo por debajo de los tres del genuino Larsson.

El previsto efecto arrastre ha superado todas las previsiones de la editorial, desbordadas por el impacto del fenómeno Millenium. Sin embargo, no es Larsson todo lo que reluce. En las librerías los dependientes aseguran que hay mucha gente que se lleva el libro por error y que hay muchas devoluciones.

¿Y qué tiene esto que ver con el deporte? Poca cosa, aunque en él también se han dado multitud de confusiones homónimas, aunque sin tanto éxito. Lo ilustra mejor que nadie Michael Jordan, actualmente jugador del Koln 99ers de la Basket Bundesliga y siempre alerta para evitar confusiones.

Cada vez que recibe algún mensaje a través de Facebook, automáticamente contesta con un: "You know i'm not the michael jordan from the bulls right?" (¿sabes que no soy el MJ de los Bulls, no?). Una vez aclarado el asunto explica que sólo quería "dejarlo claro porque la gente suele querer ser mi amigo pensando que soy el gran Jordan".

Advierte Jordan que no ha tenido la suerte de que algún equipo le quisiera fichar por su nombre, pero que sí le genera multitud de confusiones y continuas comparaciones que le han llevado a añadirse un nombre extra: ahora sólo responde por Michael-Hakim Jordan.

Pelé también tuvo un jugador homónimo en África: Abedí Pelé, pero éste sí que superó este síndrome siendo elegido como el mejor jugador africano durante tres años.

Con Kaká ya triunfando en Milán, a España llegó el otro Cacá, al que el parecido fonético con el ahora madridista sirvió para ocupar más de un titular recurrente en la prensa española y para probar en el Salamanca, donde duró sólo unos meses.

La prensa deportiva también derrochó su gracia habitual con el fichaje de Renaldo por el Depor en plena explosión de Ronaldo. El futbolista lo puso fácil. Nada más aterrizar en España, sentenció su carrera con una frase que le perseguiría siempre: "Soy como Ronaldo pero con 'e' y mejor en el mano a mano". Jugó 23 partidos, marcó cinco goles y desapareció de Coruña. Y es que pocas veces la réplica puede acercarse a un original.

martes, 21 de julio de 2009

Un patrocinio de sangre azul

Por Halftown
Si no fuera por el Florentinato parte II y el rollo bipolar que se traen Eto'o y el Barça, podría afirmarse sin mayor problema que estamos ante uno de los veranos más aburridos en lo que al mercado de fichajes se refiere. Mucho trueque, mucho préstamo, mucho apaño entre bambalinas, mucha economía de guerra. Por eso tenemos que fijarnos en las pequeñas cosas que nos hacen llevadera esta abstinencia de balón. Si hace un par de semanas hablábamos de la nueva camiseta del Floren Team, hoy nos toca hablar de la elástica de sus vecinos del sur, el Getafe de Ángel Torres.

El Geta es un club dirigido de manera inteligente pero sostenido por el dinero de varias empresas del devastado sector inmobiliario español. Ha sabido romper con una historia de miseria futbolística, y pese a tener un estadio con nombre de sainete, mantiene un modelo basado en jugadores aseados, cesiones resultonas y entrenadores hambrientos que le viene dando muy buenos resultados.

A falta de nuevos jugadores, el presidente Torres ha presentado el otro día al nuevo fichaje del Getafe para la temporada 2009-2010: el mismísimo rey de Burger King. No es la primera vez que Burger King asocia su imagen al deporte -hasta ahora lo había hecho en la siempre desapercibida liga ACB- pero desde luego fue una entrada kitsch en el mundo del fútbol.

La rueda de prensa en la que se anunció el acuerdo parecía más una fiesta de Andy Warhol que una comparecencia ante los medios. Esas camisetas de Joma hechas a base de retales. Esos jugadores con ganas de estar en cualquier parte menos allí. Ese director general de Burger King España soltando joyitas como "Estábamos predestinados a encontrarnos. Por un lado, el carácter jeta del Getafe y, por otro, la sangre azul de nuestro rey de las hamburguesas". Y tú me lo preguntas, poesía eres tú. Ya saben a lo que me refiero.

Aquí tú eres el king

Pero lo mejor, lo que convierte el patrocinio de Burger King en una verdadera novedad es que, serigrafiado en el interior de las camisetas, irá la mismísima cara del rey en cuestión. De esta manera, cada vez que Soldado fusile a un portero rival (el chiste se me escapa entre los dedos), podrá celebrarlo con la camiseta sobre la cabeza, e inmediatamente se convertirá en el rey soldado.
Si lo descubre el amigo Al Fayed, a ver cuánto tarda en estampar la cara de Dodi o de la mismísima Lady Di en la camiseta del Fulham.

Mientras tanto, ya podemos imaginarnos al castizo presidente Torres convenciendo a los jugadores para que fichen por el Geta: "Aquí tú eres el king, chaval". Anda que esta historia no va a dar juego lo de la comida basura a las hinchadas rivales. Ya me imagino a la afición de Santander, en el primer partido de liga, entonando a coro el "Casquero, ponnos un whopper".

Y la verdad es que los jugadores del Getafe pueden darse con un cantito en los dientes; podía haber sido mucho peor. Podía haberles patrocinado McDonald's. Y entre un rey y un payaso...

lunes, 13 de julio de 2009

La liga de los sanfermines

Por Lola Dirceu
Vuela el cohete a las ocho en punto. Suena obertura de cencerros. Doce cuchillos viajan a lomos de locomotoras de 500 kilos. Primera estación; Santo Domingo. En frenética carrera, tiran navajazos que buscan sangre de kalimotxo y también anatomías obedientes que se han acostado a su hora. Uno de cada 60 mozos terminará magullado; uno de cada 700 escuchará la música del ambulancia; sólo uno de cada 2.800 sentirá dentro el fuego del pitón.

Año tras año, la realización de la tele se afana en los ángulos que mejor detallen el peligro y el drama de los sanfermines. Cornamentas, cornadas, curvas, carreras, caídas, callejones, cataclismos, catafalcos de corredores... Un recorrido, cual caligrama, que se alitera en la c, que se afila como una cimitarra. Ostiones en curva en Mercaderes. Morlacos y mozos se incorporan, a duras penas, para enfilar el hectómetro de Estafeta. Se abren huecos, carreras limpias. La tele barre en panorámica. Entre la turbamulta, ya empiezan a destacar camisetas. La hay blancas. Las hay blancas, estampadas con vino. Pero las que fijan la atención son las de fútbol.

La vista se marcha, indefectiblemente, a las evoluciones de un menda que lleva la tercera equipación (verde, gris) del Barça; al pibe de Osasuna cuando tenía la publi de Rosado de Navarra, al tipo del Atleti el año que promocionaba pelis de Cerezo; a un par de dameros de la Selección croata; al atuendo de la Real Sociedad que anunció Kraft; al colega del Betis vestido por Kappa, al menda con la del Valladolid con publi de Helios, a tipos del Oporto, de River, de la Selección argentina, de Holanda, cómo no seguir con las pupilas una espantosa rojigualda con mangas azules del Valencia, con la serigrafía de Terra Mitica... Ni Franco hubiera aunado mejor la España de balompié y toros. También se perciben muchas camisetas de la Liga municipal de turno, patrocinadas por Agencia de Viajes La Trotamundos, Café Bar Hermanos Núñez o Dimas: chapa y pintura. Con todos ellos yo montaría un gol regañao cuando el encierro se acaba. El que pierde paga, y en San Fermín tiene que salir por un pico.

Muchos son los que en la patria chica de Hemingway se quieren hacer notar en ralentizados frames. Como el pamplonica Juan Pedro Lecuona uno de los mozos más experimentados. Este año corre con la camiseta de Miguel Torres, lateral suplente del Madrid y admirado adonis de gays y veinteañeras. Parece que el jugador le regaló la camiseta para que saliera zumbando con ella y él devuelve el favor sprintando cuando la tele se recrea en la entrada antes del callejón.

Tanta dádiva puede incitar a redoblar el peligro. El corredor se nota en la obligación de lucir camisola en prime time, pasearla entre los pitones cogiendo toro. El futbolista estará contento, a eso de las ocho, cuando prende la tele y sale su coleguilla (en honor a una presunta amistad) entre las cheiras de un Jandilla. Abogo por la integridad de los Sanfermines y que cada uno se viste con el reclamo que le dé la gana. Que la devoción o las deudas en el vestir no acaben hechas jirones o en ese ataúd en pretemporada que tiene las letras al revés. AICNALUBMA.

viernes, 10 de julio de 2009

The damned Brian Clough

Por Halftown
Supongo que dentro de poco se estrene en España "The Damned United", película inglesa surgida de la novela homónima de David Peace publicada en 2006. Se trata de una versión ficcionada de los 44 días que pasó el mítico manager inglés Brian Clough en el banquillo del Leeds United.

Independientemente del detallado estudio de la figura de Clough, resulta sorprendente la recreación de un fútbol antiguo, clásico, que realiza. Aquel Leeds de 1974 acababa de salir campeón de Inglaterra con Don Revie como manager. Sin embargo, de la misma manera que sucede en los últimos años con el Chelsea, el público percibía al Leeds como un ganador marrullero, tan exitoso como podrido. Si uno se acerca todavía hoy a cualquier estadio inglés -que no sea Elland Road- y le pregunta a los viejos del lugar por el Leeds de Revie, el comentario es unánime: daban patadas, protestaban, perdían tiempo, e incluso ha habido insistentes rumores de compra de jugadores y amaños de partidos. No win without honour.

Todo esto, dicho sea de paso, en una liga inglesa que poco tiene que ver con la globalizada Premier League que existe hoy. Un campeonato en el que los jugadores se emborrachaban antes y después de jugar al fútbol –alguno se vestía de corto todavía ebrio- y prácticamente todos fumaban, pero también un campeonato con estrictos códigos de honor, en donde el mismo Leeds United fue sancionado en una ocasión por reservar titulares en el partido anterior a un encuentro de Copa de Europa.

Inteligencia emocional

Precisamente cuando Revie asume el cargo de seleccionador inglés, Brian Clough acepta contra todo pronóstico la oferta del Leeds para sustituirle, con la secreta esperanza de cambiar el alma del equipo y convertirlo en un campeón respetado por la gente. El propio Clough al entrar en el vestuario de Elland Road por primera vez se lo dejó bien claro a sus nuevos jugadores: "podéis tirar vuestras medallas y trofeos, porque jamás ganasteis ninguno honestamente". Quién dijo inteligencia emocional.

Según pasan las páginas, la figura de Clough va fascinando al lector cada vez más. Un tipo que ascendió al Derby County y le llevó a semifinales de la Copa de Europa cuando sólo la jugaban los campeones de cada país. Un manager que en una ocasión se quedó a dormir en casa de un jugador que necesitaba decidir con la almohada si fichaba por el Derby County. Un entrenador capaz de acojonar a toda una junta directiva. Un padre de familia alcohólico. Un hombre que no creía en la suerte.

Unos años después, Brian Clough fue capaz de hacer bicampeón de Europa al tradicional rival del Derby County, el Nottingham Forest. Derby y Forest, dos equipos que hibernan hoy en la segunda división del fútbol ingles, crearon en 2007 el trofeo Brian Clough, que se lleva el ganador de cada partido que les enfrenta en liga o copa.

La última edición se disputó el pasado mes de febrero y acabó 1-3 para los de Derby, ahora entrenados por Nigel Clough, el hijo del mito. Me pregunto cuántas biografías de entrenadores actuales valdrán la pena ser leídas dentro de treinta años.

viernes, 3 de julio de 2009

Camisetas... de otra galaxia

Por Halftown
En estas calurosas noches de verano, una vez exprimida la última gota de la temporada 2008/2009 con el torneo de la galleta que montó la FIFA en Sudáfrica, nos quedan básicamente dos consuelos a los aficionados futboleros. Por una parte, están los fichajes, con la mayoría de equipos pegándose por jugadores en paro, promesas de YouTube o retales de última hora. Caso aparte es el del tito Floren, que contrata jugadores como cuando lo hacíamos en el PCFútbol años ha, en función de la nota media de cada futbolista.

Por otro lado está un tema mucho más interesante, que es el que hoy nos ocupa: los nuevos diseños de las camisetas para la temporada entrante. Precisamente cuando el PCFútbol daba sus primeros pasos, los equipos conservaban los mismos diseños de camiseta varias temporadas, y marcas hoy tan marcianas como Meyba o Hummel vestían a los más grandes.

De un tiempo a esta parte, en cambio, el marketing deportivo se ha dado cuenta de que había un filón en la venta de camisetas, y de esa manera, cada verano se renueva el stock con nuevos diseños basados por lo general en mínimas variaciones sobre el mismo tema.

Igual que en la categoría de fichajes, el premio de este verano en el apartado camisetas se lo llevan, si nadie lo remedia, las glorias deportivas que campean por España. La Galaxia Madridista 2.0 va a lucir un modelito de Adidas totalmente carente de originalidad: el molde es exactamente el mismo que lucirá la tercera equipación del Liverpool, por poner un ejemplo.

Por lo visto, el nuevo diseño es totalmente distinto de la de la pasada temporada. Para empezar, por incluir dos rayas amarillas, color que jamás ha sido propio del Madrid. Por otro, el cuello: adiós al cuello polo, y hola al cuello redondo. La web del club no podría explicarlo más claramente: “Por otra parte, la camiseta incluye un ribete amarillo, así como el cuello redondo al más puro estilo retro, como homenaje a la camiseta que vestía Don Alfredo Di Stéfano, el mejor jugador madridista de todos los tiempos.”.

Lo curioso es que, rebuscando en otra sección de la misma web, encontramos a Don Alfredo comentando que la nueva camiseta "Me encanta. La diferencia con la que yo vestía es abismal". O en otras palabras, el supuesto homenaje a la camiseta madridista de los 50 y los 60 se parece a ella como un huevo a una castaña.

Pero la cosa prosigue con una prosa que ya la quisiera para sí el mismísimo Vargas Llosa: “La nueva camiseta del Real Madrid ha sido diseñada para ganar. Para ganar en velocidad, en transpiración y en confort. El secreto está en la incorporación de las innovadoras tecnologías textiles de Adidas: Flow Mapping™ (nueva generación ClimaCool®) y ForMotion™ que la dota de mayor ligereza, movilidad y transpirabilidad.”.

Creo que alguna vez he comentado en estas líneas lo difícil que puede resultar verbalizar la creatividad sin caer en la ridiculez. El caso que nos ocupa debería aparecer en el libro de Kotler.

Luz tridimensional

Y la cosa sigue con los dorsales: “Para la temporada que se nos avecina, las camisetas llevarán los nombres de los jugadores y los números en negrita con efectos especiales complejos abarcando con sinergia todo el alfabeto. Diseñado para evocar la luz tridimensional con sutileza, este tratamiento también evitará la piratería. Cada letra y número llevará una marca de seguridad encubierta. Los nombres y los números son transfers aplicados con equipos calibrados de fusión de calor. Son extremadamente ligeros, tienen mucha elasticidad y son muy resistentes al agua y a las roturas”.

Es decir, cuentan una historia sobre efectos 3D para acabar diciendo que los dorsales se planchan a la tela como las rodilleras que nos compraban nuestras madres en las mercerías. Personalmente, me quedo sin duda con lo de "los efectos especiales que abarcan con sinergia todo el alfabeto". No sería capaz de decodificar el significado de la frase, pero espero que le encuentren un sitio en la Wikipedia al descubridor de sinergias alfabéticas.

Además, el Madrid muestra su inquietud sobre las copias piratas, que se pueden encontrar en cualquier mercadillo mundial a aproximadamente una décima parte del precio de la camiseta oficial.

Mi parte favorita de la nueva camiseta blanca, y espero que el lector esté de acuerdo, es el escudo del Estadio Santiago Bernabéu. En el vídeo adjunto aparece un alemán, diseñador de Adidas para más señas, que explica cómo un buen día se golpeó con la taza del váter y dio con la idea de crear un logo que sirviese de contrapeso al escudo del Madrid que va cosido a la izquierda de la camiseta. En lugar de colocar simétricamente el logo de Adidas, como haría un diseñador normal, él decidió sacarse un nuevo logo de la manga. El horror resultante de su delirio se ve en este clip de poco más de dos minutos.



Por supuesto que, como dice el slogan, vuelve la ilusión... y las sinergias alfabéticas Y es que los veranos sin ti no eran lo mismo, Florentino.

martes, 23 de junio de 2009

La pelota no entra por azar

Por Halftown
El título de este post es también el título del libro (originalmente en catalán) que ha escrito Ferrán Soriano, ex-vicepresidente del Barça desde 2003 hasta 2008, extrapolando su experiencia futbolística al mundo del management. La tesis de Soriano es que en el fútbol, si bien existe un punto de suerte que determina si la pelota va dentro o fuera, este factor es mucho menos decisivo de lo que podemos imaginar.

Ferrán Soriano fue uno de los directivos que ayudó a Joan Laporta a llegar a la presidencia del Fútbol Club Barcelona en las elecciones de 2003. Pese a que partían con desventaja frente al claro favorito, el publicitario Lluís Bassat, aquel grupo de antiguos elefantes azules disidentes del nuñismo consiguieron llevarse el gato al agua. Curiosamente, Soriano pasa por alto los pormenores de ese vuelco electoral de aquel año. Desde mi punto de vista, Bassat se cavó su propia tumba a base de errores como al llevar de entrenador al siempre decepcionante Juanma Lillo, por sugerencia del que habría sido su director deportivo, Pep Guardiola. Las vueltas que da la vida.

El segundo factor que ayudó a aupar a Laporta a la poltrona del Camp Nou -y sobre esto también hace mutis Soriano- fue una mentira llamada Beckham. Pese a haber llegado a un acuerdo con el United, el jugador y sobre todo su principal sponsor, Adidas, sólo querían oír hablar de Florentino. Paradójicamente, seis veranos más tarde se repite la jugada con Frank Ribéry... sólo que en este caso Nike se la tiene que envainar, como ya ha hecho cuando los dos Ronaldos han elegido vestirse de blanco.

Motivación: la vanidad

En cualquier caso, Soriano cuenta la intrahistoria del ascenso y caída de un equipo singular, aquel capitaneado por Ronaldinho que le dio al Barça su segunda Copa de Europa en 105 años de historia. Hay que reconocerle al autor su honestidad al entonar el mea culpa cuando, en verano de 2006, con unos jugadores sin incentivos ni motivación, decidieron darles un voto de confianza a los Ronaldinho, Deco y Rijkaard, sólo para acabar echándoles un año más tarde.

Quitándole el ocasional ombliguismo en las que en ocasiones cae el autor -como él mismo reconoce, la motivación principal de los directivos de un equipo de fútbol no es otra que la vanidad- el libro deja algunas lecciones aplicables a casi cualquier negocio.

Para mi gusto, la principal aportación del equipo directivo original de Laporta es, más allá de haber enterrado en el olvido la penosa etapa Gaspart, el haber sabido globalizar el Més que un club que el Barça lleva por bandera. Así, me quito el sombrero ante la idea de dejar de ganar veinte millones de euros anunciando Bwin, pagando en cambio dos por lucir junto al escudo el logo de Unicef. Un posicionamiento único y diferenciado entre los grandes clubes mundiales. Brillante.